«Los ídolos de los paganos son oro y plata, objetos que el hombre fabrica con sus manos: tienen boca, pero no pueden hablar; tienen ojos, pero no pueden ver; tienen orejas, pero no pueden oír; tienen narices, pero no pueden oler» (Salmo 115:4-6).
Vayamos hoy a la cocina. Quiero que te imagines que alguien está cocinando tu comida favorita. Tal vez es pasta, o arroz con vegetales, o pastel de chocolate. ¿Te huele bien? ¡Delicioso! Ahora imagina que tu nariz no pudiera oler tu comida favorita. Eso le quitaría la emoción al momento, ¿no es así? La nariz es una cosa maravillosa. Te avisa cuando hay fuego, y también te dirige hacia tu comida. Incluso te avisa si tu comida se ha cocinado demasiado.
El versículo de hoy habla de los ídolos que la gente adora, Dice que tienen nariz pero no pueden oler De hecho, tampoco pueden degustar; sentir, ver ni oír No hay nada más inútil que un ídolo. Lo más seguro es que no conozcas a nadie que se arrodille frente a un ídolo pero, ¿sabías que cualquier cosa en nuestra vida que sea para nosotros más importante que Dios se convierte en un ídolo? Entrega hoy a Dios todo tu ser. Él es quien te dio tu nariz, y es el único que puede salvarte del pecado.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush