La salvación de los justos viene del Señor; él es su fortaleza en tiempos de angustia, Salmos 37:39.
Hay tantas cosas que gestionamos los seres humanos, y muchas veces tan inadecuada e injustamente, que es un alivio muy grande leer el día de hoy que la salvación es cosa del Señor. A partir del versículo 27 de este Salmo, David nos proporciona el marco en el cual Dios nos otorga la salvación:
• «Apártate del mal y haz el bien» (vers. 27).
• «Los justos heredarán la tierra» (vers. 29).
• «La ley de Dios está en su corazón» (vers. 31).
• «Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad» (vers. 34).
• «íntegros y rectos» (vers. 37).
• «Hay porvenir para quien busca la paz» (vers. 37).
En esta descripción de los elementos que contribuyen a vivir con la seguridad de la salvación, podemos encontrar un programa de disciplinas espirituales y sería conveniente que te apropiaras de ellas. En primer lugar, necesitas reconocer que por ti mismo no puedes apartarte del mal. Aunque algunas veces, tu propio esfuerzo y educación, podrían ayudarte. Sabemos que existe un poder que puede hacer el cambio en nosotros, y ese poder es Cristo. Es como volver a nacer, eres una nueva creación. Sabemos que el único que pude crear es Cristo. Hacer el bien también es un desafío que no podemos superar nosotros solos. Pablo dijo: «Cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal» (Romanos 7: 21). El mismo Pablo, escribió a los cristianos de Filipos, dijo que dadas estas imposibilidades para nosotros, es Dios, quien «produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Filipenses 2: 13).
Por eso la salvación es de Dios, porque nosotros no podríamos generarla. Es imposible. Nuestros esfuerzos y buenas intenciones no alcanzan. Además, estaríamos en riesgo de corromperla, estropearla, repartirla injustamente, ¡incluso venderla! ¿Te acuerdas de Tetzel y la venta de indulgencias? Lee el capítulo 7 de El conflicto de los siglos, titulado «En la encrucijada de los caminos», y si puedes, consigue la película Lulero y mírala con la máxima atención.
«El Salvador se inclina hacia el alma adquirida por su sangre, diciendo con inefable ternura y compasión: "¿Quieres ser salvo?"». MJ 118.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
Hay tantas cosas que gestionamos los seres humanos, y muchas veces tan inadecuada e injustamente, que es un alivio muy grande leer el día de hoy que la salvación es cosa del Señor. A partir del versículo 27 de este Salmo, David nos proporciona el marco en el cual Dios nos otorga la salvación:
• «Apártate del mal y haz el bien» (vers. 27).
• «Los justos heredarán la tierra» (vers. 29).
• «La ley de Dios está en su corazón» (vers. 31).
• «Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad» (vers. 34).
• «íntegros y rectos» (vers. 37).
• «Hay porvenir para quien busca la paz» (vers. 37).
En esta descripción de los elementos que contribuyen a vivir con la seguridad de la salvación, podemos encontrar un programa de disciplinas espirituales y sería conveniente que te apropiaras de ellas. En primer lugar, necesitas reconocer que por ti mismo no puedes apartarte del mal. Aunque algunas veces, tu propio esfuerzo y educación, podrían ayudarte. Sabemos que existe un poder que puede hacer el cambio en nosotros, y ese poder es Cristo. Es como volver a nacer, eres una nueva creación. Sabemos que el único que pude crear es Cristo. Hacer el bien también es un desafío que no podemos superar nosotros solos. Pablo dijo: «Cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal» (Romanos 7: 21). El mismo Pablo, escribió a los cristianos de Filipos, dijo que dadas estas imposibilidades para nosotros, es Dios, quien «produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Filipenses 2: 13).
Por eso la salvación es de Dios, porque nosotros no podríamos generarla. Es imposible. Nuestros esfuerzos y buenas intenciones no alcanzan. Además, estaríamos en riesgo de corromperla, estropearla, repartirla injustamente, ¡incluso venderla! ¿Te acuerdas de Tetzel y la venta de indulgencias? Lee el capítulo 7 de El conflicto de los siglos, titulado «En la encrucijada de los caminos», y si puedes, consigue la película Lulero y mírala con la máxima atención.
«El Salvador se inclina hacia el alma adquirida por su sangre, diciendo con inefable ternura y compasión: "¿Quieres ser salvo?"». MJ 118.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna