Pero la salvación de los justos es de Jehová y él es su fortaleza en tiempo angustia. (Salmo 37:39)
El salmo 37 es uno de mis favoritos. En él se presenta una visión panorámica de la humanidad. Por una parte encontramos que el impío es aparentemente feliz, mientras que el justo es humillado y presa fácil del dolor. Pero por otra parte se nos da la seguridad absoluta de que Dios observa cuidadosamente las acciones humanas y sus verdaderas intenciones, lo que lleva al salmista a una conclusión: «Los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra» (versículo 9).
Nos resulta difícil aceptar que mientras nosotros, los cristianos, nos privamos de ciertos «placeres», los injustos disfrutan de ellos y, aparentemente, prosperan más que nosotros en la vida. Pero esa es una táctica del enemigo para sembrar dudas en nuestros corazones. Por eso el consejo divino es: «No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace lo malo [... |. Su espada entrará en su mismo corazón y su arco será quebrado» (versículos 1 y 15).
¿Algún compañero de trabajo ha usurpado tu lugar de forma deshonesta? ¿Te has enfrentado a un maestro que te humilla públicamente por ser cristiana? Recuerdo que cuando estaba en secundaria era obligatorio asistir a clase los sábados. Cada lunes, tanto a mí como a otros alumnos, se nos pedían explicaciones en público de por qué habíamos faltado a clase el sábado, con la diferencia de que a mí me hacían pasar por una gran humillación. Yo era una adolescente y aquello me afectaba, pero debía elegir entre las burlas y la fidelidad. Decidí que no podía dejar que aquello me afectara tanto, así que cada lunes comencé a subir a la plataforma sin que me llamaran, y allí esperaba con aparente indiferencia la reprimenda semanal. Los que tanto se habían reído de mí finalmente me dieron por imposible.
Cuando te sientas abrumada por una situación similar, recuerda: «Maquina el impío contra el justo y rechina contra él sus dientes. El Señor se reirá de él, porque ve que viene su día» (versículos 12 y 13).
El día siempre llega, trayendo su recompensa.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
El salmo 37 es uno de mis favoritos. En él se presenta una visión panorámica de la humanidad. Por una parte encontramos que el impío es aparentemente feliz, mientras que el justo es humillado y presa fácil del dolor. Pero por otra parte se nos da la seguridad absoluta de que Dios observa cuidadosamente las acciones humanas y sus verdaderas intenciones, lo que lleva al salmista a una conclusión: «Los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra» (versículo 9).
Nos resulta difícil aceptar que mientras nosotros, los cristianos, nos privamos de ciertos «placeres», los injustos disfrutan de ellos y, aparentemente, prosperan más que nosotros en la vida. Pero esa es una táctica del enemigo para sembrar dudas en nuestros corazones. Por eso el consejo divino es: «No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace lo malo [... |. Su espada entrará en su mismo corazón y su arco será quebrado» (versículos 1 y 15).
¿Algún compañero de trabajo ha usurpado tu lugar de forma deshonesta? ¿Te has enfrentado a un maestro que te humilla públicamente por ser cristiana? Recuerdo que cuando estaba en secundaria era obligatorio asistir a clase los sábados. Cada lunes, tanto a mí como a otros alumnos, se nos pedían explicaciones en público de por qué habíamos faltado a clase el sábado, con la diferencia de que a mí me hacían pasar por una gran humillación. Yo era una adolescente y aquello me afectaba, pero debía elegir entre las burlas y la fidelidad. Decidí que no podía dejar que aquello me afectara tanto, así que cada lunes comencé a subir a la plataforma sin que me llamaran, y allí esperaba con aparente indiferencia la reprimenda semanal. Los que tanto se habían reído de mí finalmente me dieron por imposible.
Cuando te sientas abrumada por una situación similar, recuerda: «Maquina el impío contra el justo y rechina contra él sus dientes. El Señor se reirá de él, porque ve que viene su día» (versículos 12 y 13).
El día siempre llega, trayendo su recompensa.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera