Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. (Gènesis 11:1)
Existen muchas y muy variadas formas en que el ser humano puede transmitir sus pensamientos y sentimientos. La lengua es un medio de comunicación formado por fonemas, morfemas, palabras, frases y oraciones que siguen determinadas reglas. En el mundo actual existen múltiples lenguas, cada una con sus características distintivas, de las cuales echarnos mano para comunicarnos entre nosotros. Todas las lenguas, incluso aquellas cuyos signos no son orales sino gestuales, resultan de suma importancia para las relaciones humanas. Una sonrisa franca transmite un mensaje muy distinto al de un gesto de hipocresía. Una mirada puede comunicar aprobación, rechazo, odio o amor.
No solo la falta de comunicación puede estropear las relaciones humanas, a veces también el uso del lenguaje puede ser un obstáculo para la comunicación. El proyecto que emprendieron los descendientes de Noé era un desafío sumamente complicado, casi imposible de lograr. Sin embargo, Dios vio que estaban dispuestos a llevarlo a cabo hasta el final, pues como él mismo dijo: «Han comenzado la obra y nada los hará desistir de lo que han pensado hacer" (Gen. 11:6). La obra de edificar una torre que alcanzara hasta el cielo requería destreza, habilidad, buenos materiales de construcción, fuerza de trabajo, mucho ingenio y voluntad, pero sobre todo una excelente comunicación. Dios solo tuvo que contundir la lengua de los trabajadores para que todo se viniera abajo. Sin comunicación no se pudo llegar a buen término.
¿Te dice algo esto? Para que puedas construir eficazmente tu vida necesitarás más que ropa, un carro, un título universitario, una casa o bienes materiales. Te hará falta un lenguaje apropiado, una comunicación abierta y sincera con los que te rodean, cargada de misericordia y de amor. Ese es el combustible que te hará transitar felizmente por las avenidas sociales en las que te desenvuelves. A veces no le damos a la comunicación la importancia que tiene, porque confundimos la confianza y la cotidianidad con el descuido y la vulgaridad.
No dejes que tu hogar se desplome por falta de comunicación. Recuerda que el lenguaje, del amor hace posibles las empresas más difíciles.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera