Entonces Jehová Dios dijo a la mujer «¿Qué es lo que has hecho? (Génesis 3:13).
Esta pregunta que Dios hizo a Eva ha trascendido las páginas de la historia. El ser humano, a causa de su conducta pecaminosa, también necesita de vez en cuando que le hagan esa misma pregunta.
Cuando era pequeña, mi madre me relataba la historia de Eliseó y Giezi. Elíseo hizo una pregunta similar a su siervo: «¿De dónde vienes, Giezi?». Y él respondió, asustado: «No he ido a ninguna parte, mi señor» (ver 2 Rey 5: 25). Tanta gracia me causaba aquella historia que, según mi madre, la repetía una y otra vez. Parece que necesitamos que una persona con mayor juicio nos haga preguntas sobre nuestra conducta.
Cuando Cristo venga escucharemos esa interrogante y tendremos que dar cuenta de nuestra actitud, e incluso de nuestros pensamientos. ¿Te has parado a pensar qué responderías si Dios te preguntara qué lias hecho con tu tiempo o qué has hecho con tus talentos, tu dinero, tus hijos, tu vida espiritual? Las parábolas que contó Jesús nos hablan claramente de un día en el que lodo saldrá a juicio. Nuestro nombre y nuestra vida tornarán un rumbo determinante para la eternidad.
Como mujeres. Dios nos ha otorgado un cuerpo que debemos cuidar no solo físicamente, sino moral y espiritualmente también. ¿Cómo estás usando tu cuerpo? ¿Lo estás sometiendo a esa moda que cada vez exige utilizar menos cantidad de tela? Escuchemos por un momento la voz de Dios diciéndonos hoy: «Mujer, que has salido de mis manos, ¿qué estás haciendo con la hermosura y los encantos que te di?».
Por otra parle, algunas mujeres casadas van al extremo de abandonarse y dejan de arreglarse, van siempre vestidas de modo que ni al esposo le resulta agradable mirarlas. A esas mujeres también Dios tiene algo que decirles: «¿Qué estás haciendo con la belleza que te he dado?».
Sea cual lucre tu situación, pídele a Dios que te haga una mujer digna de dar una respuesta acertada ante el tribunal celestial. Sea tu oración: «Señor, vísteme con tu manto de justicia y seré la mujer que quieres que sea».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Esta pregunta que Dios hizo a Eva ha trascendido las páginas de la historia. El ser humano, a causa de su conducta pecaminosa, también necesita de vez en cuando que le hagan esa misma pregunta.
Cuando era pequeña, mi madre me relataba la historia de Eliseó y Giezi. Elíseo hizo una pregunta similar a su siervo: «¿De dónde vienes, Giezi?». Y él respondió, asustado: «No he ido a ninguna parte, mi señor» (ver 2 Rey 5: 25). Tanta gracia me causaba aquella historia que, según mi madre, la repetía una y otra vez. Parece que necesitamos que una persona con mayor juicio nos haga preguntas sobre nuestra conducta.
Cuando Cristo venga escucharemos esa interrogante y tendremos que dar cuenta de nuestra actitud, e incluso de nuestros pensamientos. ¿Te has parado a pensar qué responderías si Dios te preguntara qué lias hecho con tu tiempo o qué has hecho con tus talentos, tu dinero, tus hijos, tu vida espiritual? Las parábolas que contó Jesús nos hablan claramente de un día en el que lodo saldrá a juicio. Nuestro nombre y nuestra vida tornarán un rumbo determinante para la eternidad.
Como mujeres. Dios nos ha otorgado un cuerpo que debemos cuidar no solo físicamente, sino moral y espiritualmente también. ¿Cómo estás usando tu cuerpo? ¿Lo estás sometiendo a esa moda que cada vez exige utilizar menos cantidad de tela? Escuchemos por un momento la voz de Dios diciéndonos hoy: «Mujer, que has salido de mis manos, ¿qué estás haciendo con la hermosura y los encantos que te di?».
Por otra parle, algunas mujeres casadas van al extremo de abandonarse y dejan de arreglarse, van siempre vestidas de modo que ni al esposo le resulta agradable mirarlas. A esas mujeres también Dios tiene algo que decirles: «¿Qué estás haciendo con la belleza que te he dado?».
Sea cual lucre tu situación, pídele a Dios que te haga una mujer digna de dar una respuesta acertada ante el tribunal celestial. Sea tu oración: «Señor, vísteme con tu manto de justicia y seré la mujer que quieres que sea».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera