«Todos estaban llorando y lamentándose por ella, pero Jesús les dijo: "No lloren; la niña no está muerta, sino dormida"» (Lucas 8:52).
Hoy estamos en medio de una situación muy triste. Ha muerto una niña. Cuando alguien muere, su familia y seres queridos sufren mucho. La muerte es una consecuencia del pecado. Esta ocurre cuando la mente maravillosa y el asombroso corazón que Dios nos ha dado se detienen. El cuerpo de la persona deja de moverse, y ya no puede reír; jugar; ni trabajar. Sin duda, es muy triste cuando alguien muere.
Pero lee nuevamente el versículo de hoy y fíjate que la historia es diferente. Es diferente porque Jesús estaba allí. Jesús sorprendió a todos diciendo que la niña no estaba muerta sino dormida. Ella estaba muerta para aquellos que la amaban porque no podían despertarla. Pero para Jesús las cosas eran diferentes. Él puede reiniciar un corazón que se ha detenido y despertar un cerebro que ya no funciona. Eso fue lo que hizo por esta pequeña. Él simplemente la «despertó» e hizo que todos recuperaran la felicidad.
Así será cuando Jesús regrese para aquellos que lo amaron. Los corazones que dejaron de funcionar hace mucho tiempo comenzarán a latir de nuevo. Aquellos que han estado descansando bajo tierra se levantarán de nuevo. Las personas verán a sus padres y a sus madres, a sus abuelos y abuelas, y a sus hermanos y hermanas por primera vez en muchos años. Para mí será un milagro. Para Jesús, ellos solo habrán despertado.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush