Mejor es lo poco del justo que las riquezas de muchos pecadores (Salmos 37:16).
La búsqueda incesante del progreso ha llevado al ser humano a luchar desenfrenadamente por disfrutar de una vida más cómoda y placentera. La tragedia de este propósito aparentemente noble es que, muchas veces, el mismo afán le ha impedido disfrutar de esa comodidad por la que tanto ha luchado.
No es pecado esforzarse por vivir mejor. Los hijos de Dios no deben conformarse con vivir mediocremente. Nuestra calidad de vida debe ser digna representante del reino celestial del que somos embajadores. Pero esto no debe absorber todo nuestro tiempo. Hay personas que tienen todo lo que un ser humano necesita e incluso para derrochar, pero se sienten vacías, hasta el punto de anhelar una limosna de amor, felicidad y paz.
El versículo de hoy nos asegura que la felicidad no consiste en tener muchas riquezas. Lo que verdaderamente importa es el bando donde nos encontramos, pues «mejor es lo poco del justo» que lo mucho del pecador.
¿Eres pobre materialmente? ¿Careces de comodidades? Pon lo que tienes en las manos de Dios. Él puede hacer con eso poco, ganado justa y honradamente, mucho para tu bien. ¿Sientes que tus esfuerzos por salir adelante encuentran toda clase de obstáculos? Pídele a Dios fuerza y sabiduría. Él te hará más fuerte que Sansón y más sabio que Salomón. ¿La enfermedad asuela tu vida y disminuye tus posibilidades de lucha? Pon tu salud en las manos de Dios. Él puede levantarte y restaurarte.
¿Los años han ido reduciendo tu fuerza física y limitando tus recursos? Encomienda tus pasos a Dios y verás que tu camino se allana y tu carga se aligera. ¿Te sientes desamparada tras haber vivido un trauma emocional? Pon tus dudas y temores en las manos de Dios, y el que sabe el número de tus cabellos no te desamparará.
Detente a pensar por un momento: ¿Qué te falta? ¿Dinero, salud, amor, trabajo, amistades, una casa? Recuerda que tienes un Dios que lodo lo puede, incluso lo que para ti es imposible. Él espera que se lo pidas con fe y confiando en su infinita sabiduría.
Dios siempre espera por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La búsqueda incesante del progreso ha llevado al ser humano a luchar desenfrenadamente por disfrutar de una vida más cómoda y placentera. La tragedia de este propósito aparentemente noble es que, muchas veces, el mismo afán le ha impedido disfrutar de esa comodidad por la que tanto ha luchado.
No es pecado esforzarse por vivir mejor. Los hijos de Dios no deben conformarse con vivir mediocremente. Nuestra calidad de vida debe ser digna representante del reino celestial del que somos embajadores. Pero esto no debe absorber todo nuestro tiempo. Hay personas que tienen todo lo que un ser humano necesita e incluso para derrochar, pero se sienten vacías, hasta el punto de anhelar una limosna de amor, felicidad y paz.
El versículo de hoy nos asegura que la felicidad no consiste en tener muchas riquezas. Lo que verdaderamente importa es el bando donde nos encontramos, pues «mejor es lo poco del justo» que lo mucho del pecador.
¿Eres pobre materialmente? ¿Careces de comodidades? Pon lo que tienes en las manos de Dios. Él puede hacer con eso poco, ganado justa y honradamente, mucho para tu bien. ¿Sientes que tus esfuerzos por salir adelante encuentran toda clase de obstáculos? Pídele a Dios fuerza y sabiduría. Él te hará más fuerte que Sansón y más sabio que Salomón. ¿La enfermedad asuela tu vida y disminuye tus posibilidades de lucha? Pon tu salud en las manos de Dios. Él puede levantarte y restaurarte.
¿Los años han ido reduciendo tu fuerza física y limitando tus recursos? Encomienda tus pasos a Dios y verás que tu camino se allana y tu carga se aligera. ¿Te sientes desamparada tras haber vivido un trauma emocional? Pon tus dudas y temores en las manos de Dios, y el que sabe el número de tus cabellos no te desamparará.
Detente a pensar por un momento: ¿Qué te falta? ¿Dinero, salud, amor, trabajo, amistades, una casa? Recuerda que tienes un Dios que lodo lo puede, incluso lo que para ti es imposible. Él espera que se lo pidas con fe y confiando en su infinita sabiduría.
Dios siempre espera por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera