Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado (Isaías 65: 24).
¿Tienes motivos para agradecer hoy? ¡Seguro que sí! El Señor te ha dado la vida, te ha permitido conocerlo, tienes libertad y tiempo para leer su Palabra. ¡Cada día disfrutas sus bendiciones! ¿Y tus problemas físicos? ¿Y la gente que te molesta? ¿Los problemas económicos? ¿Los conflictos en el trabajo o el desempleo? ¿Las oraciones sin responder? ¿Acaso darías gracias a Dios por eso?
El libro El escondite narra la experiencia de dos hermanas holandesas que durante la invasión nazi a Holanda, en la Segunda Guerra Mundial, fueron llevadas a un campo de concentración. Corrie y Betsie vivían en condiciones infrahumanas junto con otras mujeres. Habían logrado, por intervención milagrosa del Señor, retener consigo una Biblia que leían por las noches a sus compañeras. La lectura les traía consuelo y esperanza en medio del sufrimiento. Un día leyeron el texto de hoy y enlistaron sus motivos de gratitud: estaban juntas, tenían una Biblia y podían compartirla. Betsie añadió a la lista las pulgas que las picaban constantemente; Corrie, no muy convencida, también agradeció.
Días después, Betsie llegó feliz a la barraca. Ahora sabía por qué podían tener sus reuniones devocionales nocturnas sin ser descubiertas: había escuchado cómo los soldados se peleaban entre sí porque ninguno quería inspeccionar el lugar donde ellas vivían. ¿La razón? ¡Estaba infestado de pulgas! «En la vida futura, se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las esperanzas defraudadas figuraron entre nuestras mayores bendiciones [...]. Todos nuestros padecimientos y tristezas, todas nuestras tentaciones y pruebas, todas nuestras pesadumbres y congojas, todas nuestras privaciones y persecuciones, todo, en una palabra, contribuye a nuestro bien. Todos los acontecimientos y circunstancias obran con Dios para nuestro bien» (El mi¬nisterio de curación, pp. 376, 389).
Agradece a Dios hoy no solamente por lo bueno que te pasa, sino tam¬bién por lo que no te agrada. A quienes aman a Dios, todo, inclusive lo que no parece bueno, les resulta bien.
¿Tienes motivos para agradecer hoy? ¡Seguro que sí! El Señor te ha dado la vida, te ha permitido conocerlo, tienes libertad y tiempo para leer su Palabra. ¡Cada día disfrutas sus bendiciones! ¿Y tus problemas físicos? ¿Y la gente que te molesta? ¿Los problemas económicos? ¿Los conflictos en el trabajo o el desempleo? ¿Las oraciones sin responder? ¿Acaso darías gracias a Dios por eso?
El libro El escondite narra la experiencia de dos hermanas holandesas que durante la invasión nazi a Holanda, en la Segunda Guerra Mundial, fueron llevadas a un campo de concentración. Corrie y Betsie vivían en condiciones infrahumanas junto con otras mujeres. Habían logrado, por intervención milagrosa del Señor, retener consigo una Biblia que leían por las noches a sus compañeras. La lectura les traía consuelo y esperanza en medio del sufrimiento. Un día leyeron el texto de hoy y enlistaron sus motivos de gratitud: estaban juntas, tenían una Biblia y podían compartirla. Betsie añadió a la lista las pulgas que las picaban constantemente; Corrie, no muy convencida, también agradeció.
Días después, Betsie llegó feliz a la barraca. Ahora sabía por qué podían tener sus reuniones devocionales nocturnas sin ser descubiertas: había escuchado cómo los soldados se peleaban entre sí porque ninguno quería inspeccionar el lugar donde ellas vivían. ¿La razón? ¡Estaba infestado de pulgas! «En la vida futura, se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las esperanzas defraudadas figuraron entre nuestras mayores bendiciones [...]. Todos nuestros padecimientos y tristezas, todas nuestras tentaciones y pruebas, todas nuestras pesadumbres y congojas, todas nuestras privaciones y persecuciones, todo, en una palabra, contribuye a nuestro bien. Todos los acontecimientos y circunstancias obran con Dios para nuestro bien» (El mi¬nisterio de curación, pp. 376, 389).
Agradece a Dios hoy no solamente por lo bueno que te pasa, sino tam¬bién por lo que no te agrada. A quienes aman a Dios, todo, inclusive lo que no parece bueno, les resulta bien.
Deysi Ble de Gil
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.