Lugar: Islas del Caribe
Palabra de Dios: Ezequiel 20:20
Los exámenes escritos habían sido difíciles. Marie miró los nombres en la cartelera y exhaló un suspiro de alivio: había aprobado. Después de doce años de escuela, casi había terminado. Todo lo que le quedaba eran los exámenes orales, y luego estaría lista para graduarse.
Pero, cuando Marie vio las fechas de los exámenes orales, se decepcionó. "Debe haber algún error", pensó. "No puedo hacer el examen mañana, es sábado". Pero, no era un error. El único día en que podía presentar su examen oral era al día siguiente, porque ese era el día en que estaría el profesor visitante que había venido desde Francia.
"¿Qué voy a hacer?", se preguntó Marie. Había podido asistir al colegio todos estos años sin ir a clases los sábados. Ahora, que casi había terminado, un examen se interpondría en su camino. ¿Cómo podía dejar que se desperdiciaran todos sus años de estudios? Seguramente estaría bien hacer este examen; Dios lo entendería.
Pero, Marie decidió que debía ser fiel al Señor, en cuanto al sábado. El sábado era más importante que los exámenes orales. Entregaría su futuro en las manos de Dios. Esa tarde, ella y su pastor fueron a hablar con el director.
-Lo siento. No hay nada que yo pueda hacer -les explicó el administrador-. El profesor de Francia tiene muy poco tiempo. Si quieren hablar con él, llegará dentro de una hora.
La situación parecía desesperada, pero Dios cuidó de Marie. El profesor francés fue muy complaciente.
-He oído hablar de tu fidelidad a tus convicciones religiosas -dijo-. Vamos a dejar que rindas el examen esta tarde.
Marie aprobó el examen. Ella había sido fiel al Mandamiento:
"Observen mis sábados como días consagrados a mí, como señal entre ustedes y yo, para que reconozcan que yo soy el Señor su Dios".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson