«Vengan todos y volvámonos al Señor. Él nos destrozó, pero también nos sanará; nos hirió, pero también nos curará» (Oseas 6:1).
¿Alguna vez te han dado unas merecidas nalgadas? A la mayoría de los niños sí. ¿Crees que a tus papas les gusta castigarte? Algunos niños podrían contestar que sí, pero la verdad es que no. A mamá y a papá no les gusta castigarte, pero saben que a veces es necesario para que aprendas las lecciones difíciles de la vida.
El versículo de hoy habla de los castigos que a veces Dios ha tenido que darle a su pueblo. Él nunca nos ha destrozado ni herido, como dice el versículo. El autor habla así para que entendamos lo difícil que es ser castigados. Pero también dice que Dios curará nuestras heridas. Él no dejará que «sangremos» mucho. Perder mucha sangre puede hacer que una persona muera, así que él solo nos hará pasar por las pruebas necesarias que nos ayuden a regresar al camino correcto.
Jesús sangró en la cruz y murió para que nosotros no tuviéramos que perder nuestra sangre y separarnos de Dios para siempre. Somos realmente afortunados detener un Padre amoroso en el cielo que pone curitas en nuestras heridas y sana nuestros corazones. ¿Verdad que si?
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush