Lugar: Malasia
Palabra de Dios: Hechos 20:35
Hace unos quince años, un grupo de nuestra escuela realizó un viaje misionero a una pequeña aldea en Sarawak, Malasia. Fuimos allá para ayudar a construir un lugar de captación de agua, para que los aldeanos pudieran tener una fuente de agua más confiable y conveniente.
Cuando llegamos a nuestro destino, estaba oscuro y lloviendo. Mientras corríamos hacia el edificio conocido como la casa comunal, los aldeanos comenzaron a aplaudir y a darnos ánimo. Inmediatamente, una persona con un vaso con líquido rojizo en la mano nos saludó y nos dijo que tomáramos un sorbo. Al lado, en la fila, había otra persona con otro vaso. Y detrás de esa persona nos esperaba todavía otro vaso. Recorrimos la fila de vasos con líquido rojizo, tomando un sorbo de cada uno. Era su manera de darnos la bienvenida.
Esa semana trabajamos junto con ellos cavando zanjas, mezclando cemento y construyendo una estructura que captaría y almacenaría el agua de lluvia. Pero, lo que sobresale en mi mente acerca de aquel viaje a Malasia fue la generosidad de los aldeanos.
Aunque habíamos ido allá para ayudarlos, esa semana, la gente de la aldea nos mostró el verdadero significado del texto que dice "Hay más dicha en dar que en recibir". No tenían mucho, pero lo que tenían querían compartirlo con nosotros. La bienvenida de esa noche, con las bebidas y la comida que nos dieron, fue solo el comienzo.
Nos enteramos de que el jefe acababa de terminar de construir una casa nueva. Todavía ni siquiera se había mudado a ella, pero nos la ofreció, generosamente, para que durmiéramos en ella. Y los aldeanos nos ofrecieron galletitas y otras comidas durante toda la semana. Su disposición a compartir fue inspiradora. Cuando terminó la semana, regresé al colegio habiendo recibido el recuerdo de que es más bendecido dar que recibir.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson