martes, 6 de diciembre de 2011

TÚ MISMO

Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón. (Deuteronomio 6:5).

Estas palabras que Moisés dirigió a Israel de parte de Dios fueron recordadas por su mismo autor siglos después, mientras mostraba el secreto del cristianismo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón» (Mat. 22: 37). Amar al Señor va más allá de aparentar vivir una vida santa. Los escribas y fariseos eran especialistas en aparentar, pero en realidad eran sepulcros blanqueados. Así que Jesús, a esos que se consideraban privilegiados y perfectos, les repitió las palabras del gran libertador, pues necesitaban aprender a amar.
Si Jesús hablara contigo hoy, ¿te diría que debes aprender a amar? Cuántas veces pretendemos ser cristianas cuando ni siquiera sabemos amar a Dios. Vamos a la iglesia, participamos activamente en las reuniones, diezmamos y ofrendamos, oramos e incluso ayunamos, pero en nuestro interior no hay amor genuino.
La Biblia dice que podemos amar a Dios porque él nos amó primero (ver 1 Juan 4: 19). Cada vez que el ser humano medita en esta realidad se da cuenta de que solo tiene una cosa que dar a Jesús: su vida. Esta fue la conclusión a la que llegó un jefe indio de los pieles rojas. Mientras oía hablar a un misionero, aquel jefe indio se puso en pie, e interrumpiendo, dijo en voz alta: «jefe indio entrega su hacha a Cristo». Volvió a sentarse, pero unos minutos después se levantó de nuevo para decir: «jefe indio entrega su cobija a Cristo». Por último pasó al frente y dijo: «Jefe indio entrega su caballo a Cristo». Estos eran los únicos objetos de valor que poseía aquel hombre «salvaje», así que, a juzgar por las obras que estaba produciendo el Espíritu Santo en él, se podía afirmar sin temor a equivocarse que aquel jefe indio estaba convirtiéndose al cristianismo.
El misionero continuó apelando al corazón de aquel indio, quien, después de un rato, se levantó, y con voz firme, exclamó: «jefe indio se entrega a sí mismo a Jesús». Ahora sí había entendido lo que Dios había hecho por él.
Cuando entiendes lo que Cristo hizo por ti, no te limitas a entregarle tus bienes materiales, sino que le ofreces tu único tesoro: tú mismo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

FALSOS CRISTOS Y FALSOS PROFETAS

Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Mateo 24:24.

Después de haber terminado mi tercer año de Teología, fui a colportar a un pequeño pueblo en el sur de Argentina. Entre las muchas personas que conocí, había una mujer que se interesó mucho en el libro Fuerza para vencer, escrito por el pastor Alejandro Bullón.
Al hacer la entrega del libro y ver su entusiasmo espiritual, intenté hablarle de Jesús y de la fe que yo tenía en las Escrituras. Ella dijo creer en todo lo que yo creía, "y más", porque se había encontrado "cara a cara con Dios" al conocer a Satia Sai Baba. Este personaje de estatura pequeña y pelo mullido, "estaba luchando para que todas las religiones se unieran y hubiera una sola religión entre los hombres: la religión del amor".
Actualmente Sai Baba tiene millones de fieles y devotos en todo el mundo, y sus creyentes le acreditan milagros grandiosos, como la aparición de monedas, joyas de oro, piedras preciosas, la conversión de agua en petróleo, e incluso la resurrección de algunas personas. A todo esto se suma la aseveración personal de que es omnipotente, que nunca duerme, y que es omnipresente porque son cuantiosos los relatos que aseveran haber visto a este gurú en diferentes lugares al mismo tiempo.
Actualmente, en la gran red que une los continentes, hay muchas publicaciones que lo denuncian por robo, violaciones, mentiras y vinculaciones con asesinatos. Un episodio que cuenta cómo murieron seis jóvenes en su dormitorio, dice que Sai Baba salió corriendo por miedo a que lo mate la policía. La pregunta lógica es: si es omnipotente, ¿no podía detener los disparos? ¿Por qué salir corriendo, si él está por encima de la muerte?
Jesús, para evitar que sus hijos sean engañados, advirtió en reiteradas oportunidades "Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios". Sai Baba y cuantos gurús, guías espirituales, avatares y papas hay en el mundo, son simplemente seres humanos con las mismas necesidades, virtudes y errores que cualquier otra persona. Al fortalecer nuestra fe en las Sagradas Escrituras impediremos que el engaño nos domine.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿POR QUÉ?

Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? Éxodo 14:11.

A Marina le gustaba salir a caminar todos los días temprano, por la mañana. No lo hacía solo por su salud: esa rutina de andar una hora por el parque de la ciudad, además de reportarle un beneficio físico tremendo, también le traía paz, alegría, y le daba una oportunidad para meditar.
Le fascinaba ver los frondosos árboles, a ambos lados del camino; el riachuelo, que se deslizaba como una serpiente, a su lado derecho; los primorosos jardines, bien cuidados... en fin. No se cansaba de mirarlos. Pero, aquella mañana, nada de eso parecía tener importancia, porque en sus oídos resonaban, con fuerza, las palabras llenas de ingratitud de su mejor amiga.
¿Alguna vez te has sentido incomprendido por personas a quienes extendiste la mano en un momento de necesidad? Peor todavía, ¿fueron ingratos contigo? Si ya pasaste por una experiencia parecida, tal vez logres entender cómo se sentía Moisés ante la actitud rebelde y contumaz de aquel pueblo ingrato.
Moisés solo había querido ayudarlos: Dios le había ordenado libertar a aquel pueblo de la esclavitud de Egipto, y él había aceptado el reto, a pesar de conocer las dificultades que encontraría en el camino. Pero ahora, frente al menor obstáculo, aquel pueblo ingrato acusa al líder de haberlo traído al desierto para morir.
¿Cómo te sentirías tú, en el lugar de Moisés? Necesitas saberlo porque, mientras peregrines en el desierto de esta vida y tengas una misión que cumplir, enfrentarás muchas veces a personas ingratas, que te herirán sin piedad. No te desanimes; continúa cumpliendo tu misión. La ingratitud es parte de la vida en este mundo; es la amnesia del corazón que ha perdido el camino de los sueños.
Dicen los psicólogos que la necesidad de reconocimiento es una de las necesidades básicas del ser humano; es posible. Pero, si deseas llegar a la tierra prometida de tus sueños, tienes que llenar ese vacío con la presencia de Jesús en tu vida; de otro modo, serás parte de los cadáveres que yacen en el desierto.
Levanta la cabeza, y sal hoy, para enfrentar tus responsabilidades, sin esperar gratitud de los seres humanos, motivado únicamente por el deseo de servir. Y recuerda: "Dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón