«Tienen tanta sed los niños de pecho que la lengua se les pega al paladar. Piden los niños pan, pero no hay nadie que se lo dé» (Lamentaciones 4:4).
¿Alguna vez se te ha pegado la lengua al paladar? Los pobres bebés del versículo de hoy están tan sedientos y secos que sus lenguas se les pegan al paladar ¡Qué sufrimiento el de esos pequeños!
Espero que tu paladar nunca llegue a estar así de seco, pero hoy te voy a enseñar un pequeño truco con la lengua y el paladar ¿Alguna vez has comido helado rápidamente? ¿Qué ocurre? ¿Te duele la cabeza, verdad? ¡Se siente como si tu cerebro se estuviera congelando! En ese momento pega tu lengua al paladar; y te sentirás mejor mucho más rápido. Eso ocurre porque tu lengua calienta el techo de tu boca y hace que la sangre que fluye hacia el cerebro alcance su temperatura normal.
A veces la gente puede ser tan fría como el helado. Incluso calculan de manera fría el daño que hacen a los demás. Como un seguidor de Jesús puedes hacer que las cosas alcancen su temperatura normal. Sé siempre bondadoso y amigable y muéstrate dispuesto a ayudar a los que te rodean. Si eres una persona cálida, puedes calentar de forma lenta, pero con seguridad, a todos aquellos que actúan fríamente al hacer el mal.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush