Devuélveme el gozo de tu salvación y espíritu noble me sustente. (Salmos 51:12).
«Se necesitan mujeres de entre 20 y 25 años de edad, altas, delgadas, de buena presencia y modales refinados. Para mayor información, consulte nuestra página web».
Anuncios como este abundan en la red, pero todo parece indicar que la mayoría de nosotras no cumplimos estos requisitos. Gracias sean dadas a nuestro Padre celestial porque no nos ha hecho a todas las mujeres de un mismo molde, y porque la apariencia física no lo es todo en la vida. El valor que Dios da a la mujer va mucho más allá de su figura. El valor que Dios te da, querida hermana, proviene de tu corazón.
Desafortunadamente no son las mujeres hermosas las que por lo general gozan de felicidad. Tampoco son las que tienen recursos financieros para satisfacer cuanto capricho tengan. No disfrutan de felicidad muchas mujeres que tienen grandes posesiones materiales pero a las que les falta, por ejemplo, un bebé al que acariciar.
Sí, hoy también se buscan mujeres. Dios las busca por todas partes. Su amor recorre cada rincón, por intrincado que sea, para llamar a mujeres que, como tú y como yo, pertenecemos a su reino. Mujeres que han sido compradas con su preciosa sangre. Mujeres que a pesar de las circunstancias abren su corazón al amor divino. Mujeres que son capaces de hacer milagros en la cocina para alimentar a su familia. Mujeres que obran maravillas con sus manos, cubriendo la desnudez del prójimo y velando porque los suyos estén abrigados. Mujeres que se esfuerzan por entrar en el mundo del conocimiento y la sabiduría, que no se rinden ante las trabas sino que son capaces de transformarse en verdaderas campeonas de carreras de obstáculos.
Se necesitan mujeres que coloquen los principios divinos en el pedestal del triunfo, que mantengan una postura de obediencia ante la voluntad divina, que sean dóciles al escuchar una reprensión y amorosas al emitirla. Esa clase de mujeres es la que Dios busca.
¿Eres tú una de ellas? El prototipo de mujer virtuosa registrado en Proverbios 31: 10-31 no es una utopía. Si Dios las llama, es porque existen. Si existen, tú puedes ser una de ellas.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
«Se necesitan mujeres de entre 20 y 25 años de edad, altas, delgadas, de buena presencia y modales refinados. Para mayor información, consulte nuestra página web».
Anuncios como este abundan en la red, pero todo parece indicar que la mayoría de nosotras no cumplimos estos requisitos. Gracias sean dadas a nuestro Padre celestial porque no nos ha hecho a todas las mujeres de un mismo molde, y porque la apariencia física no lo es todo en la vida. El valor que Dios da a la mujer va mucho más allá de su figura. El valor que Dios te da, querida hermana, proviene de tu corazón.
Desafortunadamente no son las mujeres hermosas las que por lo general gozan de felicidad. Tampoco son las que tienen recursos financieros para satisfacer cuanto capricho tengan. No disfrutan de felicidad muchas mujeres que tienen grandes posesiones materiales pero a las que les falta, por ejemplo, un bebé al que acariciar.
Sí, hoy también se buscan mujeres. Dios las busca por todas partes. Su amor recorre cada rincón, por intrincado que sea, para llamar a mujeres que, como tú y como yo, pertenecemos a su reino. Mujeres que han sido compradas con su preciosa sangre. Mujeres que a pesar de las circunstancias abren su corazón al amor divino. Mujeres que son capaces de hacer milagros en la cocina para alimentar a su familia. Mujeres que obran maravillas con sus manos, cubriendo la desnudez del prójimo y velando porque los suyos estén abrigados. Mujeres que se esfuerzan por entrar en el mundo del conocimiento y la sabiduría, que no se rinden ante las trabas sino que son capaces de transformarse en verdaderas campeonas de carreras de obstáculos.
Se necesitan mujeres que coloquen los principios divinos en el pedestal del triunfo, que mantengan una postura de obediencia ante la voluntad divina, que sean dóciles al escuchar una reprensión y amorosas al emitirla. Esa clase de mujeres es la que Dios busca.
¿Eres tú una de ellas? El prototipo de mujer virtuosa registrado en Proverbios 31: 10-31 no es una utopía. Si Dios las llama, es porque existen. Si existen, tú puedes ser una de ellas.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera