sábado, 16 de julio de 2011

EN MEMORIA DE ELLA. 1ª PARTE

Dondequiera que se predique este evangelio, también en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella. (Mateo 26:13).

Comúnmente en la Palestina de los tiempos de Jesús los perfumes se hacían con aceite de oliva y con especias u otras sustancias aromáticas, pero el perfume que derramó María a los pies de su Maestro era «de nardo puro, de mucho precio» (Juan 12:3) extraído quizá de las fragantes raíces de la Nardostachys, jatamansi, planta que crece a grandes alturas en las montañas del Himalaya. En tiempos antiguos se empleaba mucho esta planta para preparar perfumes y remedios naturales. Si el perfume de María provenía de las montañas del norte de la India, no es de extrañar que tuviera el prohibitivo precio de unos 300 denarios romanos, equivalente en aquella época al jornal de trescientos días de un trabajador medio. Un regalo tan valioso, digno de los reyes de la tierra, representaba un gran sacrificio personal de parte de María.
Los invitados a un banquete en tiempos de Jesús solían quitarse las sandalias antes de comer y se recostaban sobre el costado izquierdo en perpendicular a la mesa, por lo que resultaba relativamente fácil ungir los pies de alguien sin ser visto hasta que el aroma perfumara la habitación. La vida de María había experimentado un cambio radical. Su pasado tormentoso de pecado y remordimientos había sido limpiado por el perdón divino. Su vida había sido restaurada. Habiendo sido una vez esclava del enemigo, María sabía ahora lo que significaba la libertad en Cristo, por eso no escatimó sacrificio alguno para darle a su Maestro, Sanador y Restaurador, lo mejor que podía darle. Aquel perfume derramado representaba su vida, vaciada como ofrenda de humildad ante el altar divino.
Hoy, al igual que ayer, hemos de imitar el asombroso ejemplo de María que ha quedado registrado en las Escrituras para nuestra enseñanza. Nuestra anterior vida de pecado es ahora un vaso nuevo, al cual Dios, en su misericordia, hace relucir de nuevo. ¿Te sientes agradecida por esto? Entonces, ofrece tu vida como sacrificio vivo a los pies de la cruz.
Hay un lugar para que derrames tu esencia: a los pies de Jesús.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

AIRE PURO

Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. Génesis 1:6.

Uno de mis juegos favoritos en los años de mi infancia era competir con mis amigos para ver quién aguantaba más tiempo la respiración debajo del agua. Así, mientras uno de mis hermanos controlaba quién salía primero de la piscina, los otros tres nos sumergíamos esperando ser los ganadores.
Si bien el ser humano puede pasar meses sin comer y días sin tomar agua, sin oxígeno no podemos vivir más que unos pocos minutos. Fundamental para todo el organismo, el aire que respiramos oxigena el cuerpo y vigoriza el torrente sanguíneo y cada órgano vital. Una mala oxigenación del cuerpo afecta no solo a los pulmones, sino también al estómago, al hígado y al cerebro. "La piel se pone cetrina, la digestión se retarda, se deprime el corazón, se nubla el cerebro, los pensamientos se vuelven confusos, se entenebrece el espíritu, y el organismo entero queda deprimido e inactivo y particularmente expuesto a la enfermedad" (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 124).
Hoy en día, muchas empresas e industrias contaminan nuestra atmósfera con sus desperdicios gaseosos.
La atmósfera o "expansión", como la llamó Moisés en el relato del origen de la historia de la humanidad, fue una creación divina. Además de proporcionarnos el oxígeno necesaria para el metabolismo de los seres vivos, la atmósfera es un escudo protector contra los rayos dañinos emitidos por el sol, y una barrera para protegernos de los meteoritos y asteroides que rondan por el sistema solar.
¡Cuánto le debemos al Dios de la naturaleza! ¡Cuan agradecidos debemos estar cada día porque ha provisto todo lo necesario para que podamos vivir en el planeta Tierra! Ese aire que respiramos en cada momento, casi sin darnos cuenta, fue cuidadosamente puesto en su lugar para nuestra conservación. Al comenzar este día de actividades, no olvides darle gracias a Dios por su sabiduría y bondad, manifestada en todas las esferas de tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

PENSAMIENTOS DE PAZ

No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. Salmo 27:9.

Julio abrió la caja con cuidado e intriga: era un regalo que, según los primos, el tío José le había dejado antes de fallecer. A Julio le pareció curioso que el tío se hubiese acordado de él ya que, en vida, daba la impresión de que no sentía ningún afecto por el sobrino.
Dentro de la caja, encontró un par de guantes forrados en piel. Como vivía en un clima tropical, no necesitaba de los guantes, y los guardó en una gaveta. Con el tiempo, se olvidó de ellos. Algún tiempo después, lo llamaron para trabajar en una ciudad de clima frío, y entonces se acordó de los guantes. ¡Al fin daría uso a un regalo que siempre consideró una burla del tío!
Al colocar la mano en uno de los guantes, sintió algo que incomodaba el dedo pulgar. Sorprendido, vio que era un billete, enrollado, de cien dólares. Revisó los otros dedos del guante, y descubrió que en cada uno de ellos había un billete de cien dólares. Los billetes habían estado allí todo el tiempo, pero él no se había dado cuenta.
El primer pensamiento que surgió en la mente de Julio fue de arrepentimiento: ¡había estado equivocado todo el tiempo! Creía que el tío se burlaba de él y, por el contrario, el anciano, que no había sido un hombre rico, le estaba dejando una buena herencia.
Es el riesgo que los seres humanos corremos: cada vez que el dolor toca a la puerta de tu corazón, piensas que Dios se ha olvidado de ti o que no le importas. El texto de hoy muestra la oración de David, en ese sentido: él pensaba que, en el momento del sufrimiento, Dios lo abandonaba.
Un día, en el Reino de los cielos, con seguridad serán aclaradas muchas cosas. Entonces entenderás que, todas las veces que pensaste que Dios te había dejado, estaba más cerca de ti de lo que tú podías imaginar.
Por eso hoy, sal para afrontar los trabajos que te esperan seguro del amor de Dios. Puede haber neblina o lluvia torrencial; puede brillar el sol o no. Pero, nada de lo que te hace sufrir nace en la mente divina; no creas que Dios te está castigando por algo. No digas: "No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón