«Tu carácter soberbio te ha engañado. Como habitas en las hendiduras de los desfiladeros, en la altura de tu morada, te dices a ti mismo: ¿Quién podrá arrojarme a tierra?» (Abdías 1:3. NVI)
Hoy vamos a caminar al pie de un gran desfiladero. Si miras hacia arriba verás pequeñas aves que entran y salen de las hendiduras de las rocas. Si te fijas bien con tus binoculares, notarás pequeños nidos pegados en las paredes de piedra. A estas aves se las conoce como golondrinas de acantilado, y viven allí todo el tiempo.
El versículo de hoy habla de alguien que también vivía en las hendiduras de un desfiladero. Esta persona pensaba que allí estaba segura, y que nadie podría hacerle daño. Tal vez a ti te parezca que sí es un lugar seguro, pero aunque no lo creas, hay aves de presa como las águilas y los halcones que buscan en esos lugares pequeñas aves para alimentarse.
Si alguna vez nos sentimos tentados a pensar que estamos seguros viviendo a nuestra manera, estamos equivocados. Solo con Jesús en nuestra vida podemos estar seguros contra el pecado. Si las golondrinas del acantilado permanecen en sus nidos, estarán seguras. Nosotros también podemos resguardarnos en e «nido» de la Palabra de Dios y mantenernos a salvo de las tentaciones. De esa manera el pecado no podrá abalanzarse sobre nosotros y capturarnos.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush