Materiales: Agua, aceite y una botella o envase plástico con tapa.
«Marón y sus hijos sacarán agua de allí para lavarse las manos». Éxodo 30: 19
Cuando te lavas las manos, ¿cómo lo haces? ¿Solo usas agua o también te pones jabón? El agua no puede sacar la grasa sucia que genera tu cuerpo al sudar. Por eso tienes que usar jabón para poder quitarla.
¿Sabías que el agua y el aceite no se unen? Hagamos una prueba. En una pequeña botella coloca un poco de agua. Y luego ponle un poco de aceite. Ahora agítalo fuerte. ¿Viste? No se unen. Así pasa cuando te lavas las manos sin jabón.
El aceite es como el pecado. Tú sólito no puedes quitarlo. Por eso debes llamar a Jesús. Él es como el jabón y de inmediato lo arranca de ti. Por eso de ahora en adelante usa jabón para lavarte las manos, y pídele a Jesús que te limpie por dentro.
Hagamos un jueguito. Frota tus manitos como si las quisieras calentar. Cuenta uno, dos, tres, cuatro. ¡Muy bien! Así debes frotar tus manitos con el jabón cuando cae el agua en ellas.
Oración: Jesús, gracias porque me limpias del pecado.
Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco
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