«¡Multiplícate como las langostas! ¡Multiplícate como los
saltamontes!» (Nahúm 3:15).
Multiplícate, multiplícate, multiplícate. ¿Estamos hoy
estudiando matemáticas? No. Estamos hablando de langostas y saltamontes. Hoy vamos
a caminar a través de un sembradío lleno de estos insectos. Dentro de poco este
sembradío ya no estará aquí, pues estas criaturas pueden acabar con un campo
completo rápidamente.
Los saltamontes se pueden multiplicar a una velocidad
increíble. La mamá saltamontes puede poner más de dos mil huevos en la misma
temporada. Si cada mamá saltamontes pone dos mil huevos y todos nacen,
tendremos entonces millones y millones de saltamontes. Estamos hablando de
muchísimos saltamontes. No es de extrañar que haya tantos saltamontes en el
mundo.
Las mentiras pueden ser como los saltamontes. Una vez que
alguien comienza a mentir, sus mentiras se multiplican. Y llega un momento en
que los demás no saben si está diciendo la verdad o está mintiendo. Y así como los saltamontes pueden acabar con
un sembradío rápidamente, las mentiras pueden también acabar con nuestra
felicidad. Los mentirosos quizá piensan que se están saliendo con la suya, pero
la verdad es que se hacen daño ellos mismos. Tú mismo hazte un favor. Di siempre
la verdad y multiplica tu felicidad.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush