domingo, 23 de octubre de 2011

DE REINA A SIERVA, Y VICEVERSA -1ª PARTE

Presentad vuestros miembros para servir a la justicia. (Romanos 6:19).

Cuando contaba solo 4 años de edad, Isabel de Hungría fue prometida en matrimonio por sus padres a Luis de Turingia. Cuando la feliz pareja se casó, ambos decidieron comenzar una vida basada en la benevolencia y la compasión hacia los más necesitados. Tuvieron no pocos opositores, empezando por la reina, sin embargo, aquella mujer, inspirada por Francisco de Asís y Clara de Asís, dedicó su vida a cuidar enfermos y a ayudar a los que vivían en la más absoluta pobreza. Debajo del castillo de Wartburgo hizo construir un hospicio con 28 camas, y visitaba todos los días a los más menesterosos.
Debido a las cruzadas, Luis tuvo que marcharse a Italia, donde murió tan solo seis años después de haber contraído matrimonio con Isabel. Isabel, que estaba embarazada, vendió todo lo que tenía e hilaba lana para obtener el sustento de su familia y para ayudar a los pobres. Se dice que murió de agotamiento a la prematura edad de 24 años.
Esta valerosa mujer, acostumbrada al lujo y a la pompa de palacio, no olvidó que el servicio es la mayor nobleza que el ser humano puede poseer. Aunque aparentemente no recibió beneficios personales, estoy segura de, que esta reina, convertida en sierva, volverá a poseer una corona, pero esta vez una incorruptible en la Nueva Jerusalén.
Tú también posees sangre real, porque eres hija del Rey de reyes, que te ha rodeado de sus súbditos para que te ayuden en tu caminar por este mundo. ¿Te faltan recursos? Dirígete a tu Padre. ¿Te falta valor? Mira hacía la cruz. Entrégale hoy tu vida a Jesús. Preséntale tu cuerpo débil, cansado, agitado, fatigado, pero con la disposición absoluta de convertirte en un canal de servicio para los que perecen sin esperanza y sin Dios.
Quizá tu servicio no reciba ni siquiera el agradecimiento de los que son beneficiados por tu obra, pero si, siendo reina, te conviertes en sierva, seguro que recibirás la corona de la eternidad.
En el cielo hay una corona esperando por ti.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PREDICIENDO EL FUTURO CON EXACTITUD

Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable. Ezequiel 12:25.

Todos deseamos conocer el futuro. Si asistimos al médico, buscamos la seguridad de que nos sentiremos mejor en un par de días; si vamos a una entrevista laboral, deseamos saber si hemos obtenido el trabajo; al conocer a una persona del sexo opuesto, quizá nos preguntamos si esta podría ser nuestra pareja futura. El futuro nos interesa y siempre nos ha interesado.
Muchos, aprovechándose de este deseo generalizado, pretenden "leer" el futuro de otras personas, pero siempre para obtener ganancias económicas. Algunos recurren a las cartas del Tarot, otros a la "lectura" de los astros y el horóscopo. También están los que "leen" las líneas de las palmas de las manos y no faltan quienes "ven" el porvenir en una borra de café.
Pero solo Dios puede predecir el futuro con total exactitud. La probabilidad, la aproximación, el promedio de posibilidades, pueden dar una idea acerca del futuro, pero ninguna de ellas tiene la completa seguridad de que así será.
El Dios del cielo, a través de su Palabra, dejó expresado el futuro de la humanidad y el fin de este mundo de pecado con total exactitud. Una de las profecías más impresionantes en este aspecto es la que Dios le dio a Nabucodonosor a través de un sueño. La profecía fue dada seiscientos años antes de que Jesús viniera a la tierra, y predecía que el mundo sería gobernado por cuatro imperios sucesivos y que después del cuarto imperio, nunca más el mundo volvería a estar dominado por un solo monarca. La historia universal confirmó lo que la profecía predijo: solo existieron cuatro imperios universales (Babilonia, Medo-Persa, Grecia y Roma), y luego nunca más el mundo se volvió a unir. Napoleón Bonaparte, Guillermo II, y Hitler fueron algunos de los que procuraron ir en contra de lo que Dios predijo, intentando unir a toda Europa y Asia bajo un mismo gobierno, pero cada intento fallido sirvió para afianzar la fe en las profecías. Ninguno lo logró. Es increíble, pero un versículo de la Biblia es más poderoso que todos los ejércitos que puedan ponerse en marcha para contradecirlo.
Solo Dios puede predecir el futuro, y cada cristiano tiene el poder de conocer el porvenir en la medida que dedique tiempo al estudio de su Palabra.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

VARÓN DE DOLORES

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3.

Hay algo que aparentemente confunde, en la personalidad de Cristo. Isaías dice que él era un "varón de dolores y experimentado en quebranto". Y, sin embargo era, al mismo tiempo, un ser lleno de gozo. Pero, el regocijo de Jesús no nacía de la satisfacción de sus sentidos, aunque sin duda él se deleitaba con una comida agradable y con una buena noche de descanso. Su regocijo nacía de saber que estaba haciendo la voluntad de su Padre. Había venido a la tierra a rescatar lo que se había perdido, y sabía que el precio del rescate era el dolor, el sufrimiento y, finalmente, la muerte.
Era consciente de su misión y de su alto costo; sabía que cada día que pasaba se acercaba al triste final. Digo, triste para él, que como ser humano tenía instinto de conservación y rehuía el dolor; pero, feliz final para la raza humana, que por causa del sufrimiento de Cristo, disfrutaría de la vida eterna. El gozo inundaba el corazón de Jesús, a pesar de la tristeza del dolor, por causa de la salvación del ser humano.
Jesús albergaba una mezcla de sentimientos: dolor porque se avecinaba el sufrimiento, y gozo porque se aproximaba la redención del hombre. Su mayor alegría era saber que el ser humano perdido podía ser salvo.
En esta vida, nadie se regocija con el dolor; el dolor es una experiencia que surgió después de la entrada del pecado. No te sientas pecador, si no te agrada el dolor; eso es normal y propio de la naturaleza humana. Solo los masoquistas buscan y se regocijan con el dolor. Y el masoquismo es un desvío patológico de la personalidad.
Lo que Jesús nos enseña es que, aun en medio del dolor, es posible ser feliz y regocijarse porque sabemos que, si estamos en Cristo, el dolor tiene un sentido. Sin Cristo, el dolor es un absurdo, y te lleva inexorablemente a la desesperación y a la muerte.
Enfrenta los momentos tristes que la vida te presenta. Pero, hazlo con la seguridad de que alguien que te ama mucho fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón