Lugar: Vietnam
Palabras de Dios: Lucas 4:4
Cuando Satanás tentó a Jesús, él le respondió: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda la palabra de que sale de la boca de Dios”.
A Linh, la pequeña de diez años, les gustaba mucho leer la palabra de Dios, pero, en su país, la gente no tenía libertad para adorar a Dios. Por esta razón, la familia de Linh mantenía la Biblia escondidas en su casa.
El papá de Linh era pastor de una iglesia subterránea; un grupo de cristianos que se reunían secretamente para adorar a Dios. Un día, la policía entró por la fuerza en su hogar. La niña podía oírlos, en la habitación de al lado, interrogando a su mamá y a su papá.
- ¿Dónde están las Biblias? - Exigían.
Linh sabía que pronto comenzarían a revisar la casa. “Tengo que hacer algo”, pensó. “No puedo dejar que se lleven todas nuestras Biblias”.
Yendo rápidamente hasta uno de los escondites, Linh sacó una Biblia y la metió en su mochila. Luego, tomó otra y otra, llenando su mochila con todas las Biblias que pudo poner dentro.
Cuando estaba cerrando su mochila, uno de los policías entró en su habitación. Linh se quedó muy quieta, esperando que el oficial la dejara tranquila. “Señor, por favor, guarda estas Biblias”. Oró. El corazón le comenzó a latir más rápidamente cuando el hombre recorrió la habitación con su mirada y sus ojos se detuvieron en la mochila.
- ¿Qué hay en la mochila? – Preguntó.
Linh vaciló. ¿Qué podía decirle? Entonces, se le ocurrió una idea.
- Hay… hay libros para niños – respondió.
El hombre la miró inquisitivamente, y luego la dejó ir. Linh soltó un suspiro de alivio, mientras se alejaba. Las Biblias estaban a salvo. Y su familia y sus amigos continuaron leyendo la Palabra de Dios y aprendiendo más acerca de él.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson