Asimismo vestiré de salvación a sus sacerbtes, y sus santos darán voces de júbilo (Salmo 132:16).
Había sido un largo sábado. Después de partir de mi hogar a las 8:15 a.m., había pasado a buscar a unos miembros de iglesia que necesitaban que alguien los llevara hasta la congregación, había llevado el desayuno a uno y controlado una herida quirúrgica a otro. Así que, después de todas las actividades del sábado: Escuela Sabática, Santa Cena y junta de iglesia, me sentía realmente cansada.
Después de la junta, tres de sus miembros nos quedamos para reflexionar sobre las actividades del día y algunos aspectos tratados en la reunión. Al poco tiempo Amireh, la hija de 4 años de edad de una de las damas, entró en la habitación, que también se utilizaba como aula y para otras actividades.
Al ver el montón de juguetes que había en aquel lugar, ella quería jugar. Después de varios "no" de su mamá, decidió que practicaría "prevención de incendios". Para cambiar su estado de ánimo le pregunté: ¿Qué harías si tus ropas se prendieran fuego?" Sin pensarlo dos veces la niña respondió: Conseguiría ropas nuevas".
Todas nos reímos de buena gana. Luego, le explicamos que lo que se debe hacer en esos momentos es acostarse en el piso y rodar, agacharse sobre las manos y las rodillas y gatear hasta salir de la habitación o del edificio en llamas. Esta pausa divertida nos ayudó a olvidar cuan cansadas estábamos.
Esto me hace pensar en lo que nos ocurre en la vida cristiana. Cuando nuestras ropas se comienzan a quemar por las pruebas que nos bombardean diariamente, es bueno saber que como hija de Dios puedo recibir vestiduras nuevas. Lo único que debo hacer es permanecer en contacto con él, leyendo su Palabra y meditando en él cada día. Espero ansiosamente el momento en que "esto mortal se haya vestido de inmortalidad" (1 Cor. 15:54).
Oro para ser humilde y, como hija de Dios, que esté dispuesta a aprender y permanecer con mi vista en él. Oro también rogando que nuestros pequeñitos continúen creciendo en los caminos del Señor, y para que, como a los santos, se les concedan las ropas prometidas en Apocalipsis 19:8: Ya ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino lino es las acciones justas de los santos".
Había sido un largo sábado. Después de partir de mi hogar a las 8:15 a.m., había pasado a buscar a unos miembros de iglesia que necesitaban que alguien los llevara hasta la congregación, había llevado el desayuno a uno y controlado una herida quirúrgica a otro. Así que, después de todas las actividades del sábado: Escuela Sabática, Santa Cena y junta de iglesia, me sentía realmente cansada.
Después de la junta, tres de sus miembros nos quedamos para reflexionar sobre las actividades del día y algunos aspectos tratados en la reunión. Al poco tiempo Amireh, la hija de 4 años de edad de una de las damas, entró en la habitación, que también se utilizaba como aula y para otras actividades.
Al ver el montón de juguetes que había en aquel lugar, ella quería jugar. Después de varios "no" de su mamá, decidió que practicaría "prevención de incendios". Para cambiar su estado de ánimo le pregunté: ¿Qué harías si tus ropas se prendieran fuego?" Sin pensarlo dos veces la niña respondió: Conseguiría ropas nuevas".
Todas nos reímos de buena gana. Luego, le explicamos que lo que se debe hacer en esos momentos es acostarse en el piso y rodar, agacharse sobre las manos y las rodillas y gatear hasta salir de la habitación o del edificio en llamas. Esta pausa divertida nos ayudó a olvidar cuan cansadas estábamos.
Esto me hace pensar en lo que nos ocurre en la vida cristiana. Cuando nuestras ropas se comienzan a quemar por las pruebas que nos bombardean diariamente, es bueno saber que como hija de Dios puedo recibir vestiduras nuevas. Lo único que debo hacer es permanecer en contacto con él, leyendo su Palabra y meditando en él cada día. Espero ansiosamente el momento en que "esto mortal se haya vestido de inmortalidad" (1 Cor. 15:54).
Oro para ser humilde y, como hija de Dios, que esté dispuesta a aprender y permanecer con mi vista en él. Oro también rogando que nuestros pequeñitos continúen creciendo en los caminos del Señor, y para que, como a los santos, se les concedan las ropas prometidas en Apocalipsis 19:8: Ya ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino lino es las acciones justas de los santos".
Gloría P. Hutchinson
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken