jueves, 26 de enero de 2012

¡LIMPIA TUS ACTOS!

«Bastó un soplo de tu nariz para que se amontonaran las aguas. Las olas se irguieron como murallas; ¡se inmovilizaron las aguas en el fondo del mar!» (Éxodo 15:8, NVI).

¡Qué manera de describir el poder de Dios! Él sopló «desde su nariz», las aguas se levantaron como murallas, y los israelitas atravesaron en seco el Mar Rojo. ¿Crees que Dios sopló aire desde su nariz? Bueno, no podemos estar completamente seguros. Tal vez esa fue la mejor manera en que Moisés pudo describir lo que vio. ¿Sabes lo que son las fosas nasales? Son los dos hoyitos que tienes en la nariz. Las fosas nasales cumplen una función muy importante en nuestro cuerpo. Ellas atrapan el polvo y la suciedad que vuela por el aire que respiramos, evitando que llegue a nuestros pulmones.
¿Sabías que tu cerebro también es un filtro? Si permaneces concentrado en las cosas de Dios, tu mente te dirá rápidamente si algo que ves o escuchas no es bueno para ti. Sí, es el Espíritu de Dios hablando a tu mente, y si él te dice eso, ¡escúchalo! Él está evitando que el polvo del mundo penetre en tu alma.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ

Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. (Salmo 119:105).

Nací en Perú en el año 1931, en una hacienda llamada Pucará. Allí transcurrió mi infancia. Con el paso del tiempo la niña que fui se convirtió en una joven soñadora, hasta que de mi infancia solo fueron quedando vagos recuerdos. Como toda joven, pensaba casarme con un príncipe azul, pero parece que aún no estaba preparada para tal acontecimiento. Mis padres seguían involucrados en sus quehaceres diarios sin percatarse de que su hija había madurado.
Un día llegó de la capital el hijo de un vecino de nuestra hacienda. Sus padres celebraron su regreso con una gran fiesta. Recuerdo que asistí con mis padres. Lo primero que hizo el joven aquella noche fue sacarme a bailar. Después me dijo que se había enamorado de mí a primera vista. De sus labios salían palabras, palabras y más palabras, y me deslumbraron. Pensé que había encontrado al hombre de mis sueños, por lo que caí rendida en sus brazos. Me enamoré de él perdidamente. Empezamos a vernos con frecuencia hasta que un día él no acudió a la cita. Se había marchado sin decirme nada. Reconocí tristemente que aquel joven estaba acostumbrado a engañar y a burlarse de chicas ingenuas. Mis ilusiones quedaron destrozadas; me sentí morir.
De pronto escuché una voz llena de amor que me decía: «Ve a Jesús ahora y dile: "Señor, no tengo fuerzas para vencer, pero tengo la libertad para decir 'aquí estoy'. Te entrego mi vida. Toma mi débil voluntad"». No sabía de dónde provenía aquella voz, pero quedé profundamente impresionada al escucharla.
Unos quince días después me encontré con una amiga adventista y le conté lo que me había sucedido. Me dijo que Dios me amaba y me entregó un volante donde se mencionaba la forma en que podemos conocer a Dios. Aquella amiga vendía libros. Le compré una Biblia y la estudié. A partir de aquel momento sentí que el Señor comenzó a transformar mi vida.
Atrévete a conocer a nuestro maravilloso Dios y a confiar en él. Las que somos madres, instruyamos a nuestras hijas para evitarles el sufrimiento que implica ser engañadas.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Emma Huaccho Porras

¿COSMO QUE?

Tengan cuidado: no se dejen llevar por quienes los quieren engañar con teorías y argumentos falsos. Colosenses 2:8

Es una palabra que está de moda: «cosmovisión». Se refiere a la manera particular en que cada persona entiende el mundo que la rodea. Es algo así como unos lentes que, sin darnos cuenta, nos colocamos para darle sentido a la realidad. ¿Por qué es importante la cosmovisión? Porque cada minuto estamos siendo bombardeados por mensajes que sutilmente nos intentan vender un sistema de valores que, con frecuencia, contradice nuestras creencias básicas. Y lo peor es que no estamos en guardia. Un ejemplo nos ayudará a entender este punto.
Un profesor universitario, de nombre Chris Leland, viajaba en avión cuando una señora que estaba sentada en el asiento de al lado le dio conversación.
—¿A qué se dedica usted? —le pregunta la señora.
—Enseño cosmovisión cristiana —responde el profesor.
___La señora no entiende qué significa eso, pero el profesor nota que ella tiene un libro en sus manos.
—Noto que está leyendo un libro. ¿Le gusta?
—Muchísimo —responde la señora—. Dice que debemos amarnos unos a otros. Entonces viene la pregunta:
—¿Cuál es la perspectiva del autor sobre ese tema?
La dama no entiende la pregunta.
—Me refiero —explica el profesor— a qué cree el autor sobre ese tema.
Otro silencio. Luego la señora dice lo que el profesor ha escuchado tantas veces en conversaciones similares:
—¡Qué más da! ¡Es solo un libro!
¿Solo un libro? El caso es que ningún libro es «solo un libro». Ninguna película es «solo una película». Ninguna canción es «solo una canción». Por medio de esa película, de ese libro, de esa canción, alguien te está tratando de decir algo. Alguien te está diciendo lo que piensa de Dios, del sexo, de lo bueno y lo malo. Que un libro hable del amor no es suficiente. ¿Amar a quién o a qué? ¿Amar a Dios y al prójimo? ¿O amar al prójimo tanto como a los árboles y a las focas?
¿Seguiremos «consumiendo» las ideas que los medios de comunicación nos presentan sin siquiera preguntarnos qué concepto de la vida nos están vendiendo? ¿O usaremos nuestro discernimiento para exponemos solo a lo que es verdadero, lo que es digno de respeto, lo que es recto? (Fil. 4:8).
En último término, terminaremos asemejándonos a lo que contemplamos.
Capacítame, Dios mío, para discernir hoy entre lo santo y lo profano.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

FAMILIAS QUE ORAN JUNTAS

«En la tarde, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz» (Salmo 55:17).

Si deseamos disfrutar de salud espiritual, cada día tendremos que apartar un tiempo para estar a solas con Dios. Para muchos, el mejor momento para la meditación personal es a primera hora de la mañana. Algunos se sienten incómodos ante la idea de estudiar la Biblia por la sencilla razón de que no les gusta estudiar. Si usted es uno de ellos, ¿qué le parecería la idea de leer la Biblia? A la mayoría de la gente, la idea de leer la Biblia no le resulta incómoda. Hay quienes se proponen leer la Biblia de tapa a tapa, como si de una novela se tratara. Pero no es extraño que se queden encallados en Levítico. Si tal es su caso, puede que le resulte útil leer la Biblia «a la carta»; es decir: un poco de aquí y otro poco de allí...
Además de tener su propio tiempo para estar a solas con Dios, los miembros de la familia que tienen hambre y sed de justicia también deberían dedicar un tiempo al culto familiar diario. He descubierto que hay más de una manera de ponerlo en práctica. Algunas familias tienen niños muy pequeños. En otras hay adolescentes, mientras que los hijos de otras tienen edades intermedias. Si yo tuviera a mis hijos en casa preguntaría a otros padres cómo organizan el culto familiar. Seguro que obtendría algunas buenas ideas sobre cómo desarrollarlo en mi casa.
Otra posibilidad de oración en familia es la oración con el cónyuge. Una parte importante del ministerio pastoral es orar por los demás. Un día me pasó por la cabeza la idea de que oraba con todo el mundo menos con mi esposa; es decir, que no oraba a solas con ella, ella y yo y nadie más. Así que decidí que desde ese día también oraría con ella. No se trata de sustituir las oraciones para pedir la bendición de los alimentos o las del culto familiar; es otra cosa, totalmente distinta y especial. Los esposos que oran juntos, permanecen juntos. Cada noche, mi esposa y yo oramos juntos inmediatamente antes de dormir.
Si usted está casado y todavía no tiene el hábito de orar junto con su pareja, le invito a hacerlo. ¿Por qué no esta misma noche? (Basado en Mateo 5:6).


Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill