martes, 20 de diciembre de 2011

UNA CONEXIÓN CON EL CIELO

A la caída del sol cayó sobre Abram un profundo sopor, y el temor de una gran oscuridad cayó sobre él. (Génesis 15:12).

Precisamente cuando Abraham estaba preocupado porque no sabía cómo iba a cumplir Dios en él la promesa de un pueblo numeroso, fue cuando recibió la promesa de un heredero. El Señor le dijo que mirara al cielo y contara las estrellas, si es que podía hacerlo, y añadió que más numerosa seria su descendencia, así que no tenía por qué preocuparse. Sin embargo, la Biblia no solo recoge el hecho de que un hombre pecador pudiera hablar con Dios, sino también la reacción humana, no siempre a la altura de lo esperado.
A veces juzgamos la falta de fe cíe estos personajes que habían visto los milagros divinos, pero estoy segura de que Dios continúa obrando en tu vicia y en la mía, y no siempre somos capaces de percibirlo.
Abraham había pasado el día hablando con Dios, y al caer la noche sintió miedo a la oscuridad. ¿Te has sentido así, insegura, indecisa, incrédula y confundida? Dios permitió que Abraham pasara por esa experiencia porque tenía algo importante que enseñarle a aquel que había de convertirse en el padre de la fe. Estas son las lecciones que nosotras podemos aprender de su experiencia:
• Hay que hacer silencio para poder escuchar. Si Abraham no hubiera dedicado tiempo a la comunión con Dios, no habría recibido la promesa.
• Hoy que saber escuchar a Dios. Abraham miró al cielo, vio las incontables estrellas, testigos de la promesa que Dios le daba, pero su corazón, aunque anhelaba sinceramente el cumplimiento de la promesa, no estaba totalmente convencido.
• Hay que esperar y confiar en Dios. Nuestro futuro está en las manos del Dios todopoderoso, así que no hay por qué temer.
Cuando quieras conversar con tu Dios, solo tienes que callar, escuchar y confiar en sus promesas. Cada mañana él desea conversar contigo, su voz se escucha en el latido de tu corazón. Dedica a él unos minutos antes de emprender tu jornada de trabajo y podrás escuchar la voz de Dios con un mensaje especial, lleno de amor.
La comunión, la convicción y la confianza te conectan con el cielo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL GRAN FINAL DE DANIEL 2

Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre. Daniel 2:44.

A lo largo de la historia, muchos hombres han intentado predecir el futuro. En las últimas décadas, la pantalla del cine ha mostrado vividamente cómo podría terminar nuestra civilización o simplemente cómo continuaría después de una catástrofe.
Algunas películas han presentado al hombre luchando contra seres extra-terrestres que invaden nuestro planeta. Otras lo muestran luchando contra computadoras y máquinas que él mismo fabricó para su servicio. También están aquellas que vaticinan un futuro sombrío por la escasez de agua y alimentos a causa de la superpoblación mundial. Las más alarmistas muestran la catástrofe que produciría un cometa al impactar la tierra.
Pero por más que el hombre procure conocer el futuro por medio de la ciencia, los cálculos estadísticos o las estrellas, solo quienes busquen en la Biblia hallarán una respuesta satisfactoria y verdadera.
La imagen del sueño de Nabucodonosor ilustra una sucesión de imperios que, a fuerza de guerras y derramamiento de mucha sangre, lograron levantarse uno tras otro. Después del último imperio mundial, el Imperio Romano, nunca más el mundo volvería a estar unificado políticamente bajo una sola bandera. Pero el sueño mostraba que así sería hasta que la piedra que fue lanzada, "no con mano", "hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó". Finalmente, después de destruir todos los metales de la imagen, la piedra "fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra" (Dan. 2:34, 35).
Este anuncio sobre el futuro de la humanidad revelado seis siglos antes de Cristo, se ha cumplido paso a paso hasta el presente. Si los hombres hubieran querido resumir en pocas palabras la historia humana desde Babilonia hasta la segunda venida de Cristo, no hubieran encontrado mejor ilustración que la del sueño del emperador caldeo.
Aunque muchos dudan que la segunda venida de Cristo ocurra alguna vez, la visión de un antiguo rey parece quitar toda duda. Cada parte del sueño se ha cumplido, ¿y quién asegura que la última parte no se cumplirá también? Prepárate para vivir en el próximo imperio universal, ese "que no será jamás destruido".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

CELOS

Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Santiago 3:16.

Fue apenas el gesto de una extraña; una mirada fugaz, interpretada de modo equivocado en el laberinto de la mente de ella. A partir de allí, cada palabra que salía de su boca era una saeta cargada de ironía y de doble sentido. Habría heridas en el corazón del joven esposo; le hacía sangrar gotas de dolor profundo.
Fantasmas imaginarios invadían el mundo de Manuela. No quería verlos; intentaba rechazarlos. Y, sin embargo, se asustaba y corría a esconderse en la ironía de sus palabras y en la confusión de sus agresiones. El matrimonio no duró cinco años. El saldo, triste: dos vidas semidestruidas y un niño con los padres separados.
Los celos, "el vicio de la posesión", como Jacques Cardonne los denomina, han sido, desde la entrada del pecado, la causa de muchas infelicidades. Podríamos definirlos como un estado emotivo de ansiedad, que domina por completo a una persona. Se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de perder lo que se tiene, o se considera que se tiene o se debiera tener. Puede ser el amor, el poder, la imagen profesional o social, en fin.
Manuela quedo sumergida en un mar profundo de tristeza y de angustia. Empezó a perseguir al ex esposo; fue a parar a la prisión, por intento de asesinato. Y solo allí, sin saber adonde ir en busca de auxilio, entregó el corazón a Jesús.
Con frecuencia, el ser humano corre la carrera que no tiene fin. Busca sin encontrar, hasta que, un día, extenuado de intentar e intentar, cae sin fuerzas en algún rincón de la vida, esperando el instante fatal.
Fue en esas circunstancias que Jesús encontró a Manuela. Su amor infinito llenó el vacío del finito corazón de la joven desesperada; curó sus heridas. Y ella entendió que no necesitaba tener, ni poseer ni apoderarse de lo que nadie entrega por la fuerza: el amor.
Ya pasaron años de esto. Muchos soles salieron y se pusieron; muchas lunas cambiaron de forma y se renovaron. Y Manuela continúa sintiendo el corazón lleno del amor a Jesús.
Hoy es, también, un nuevo día para ti. Cada día es nuevo, porque es la hoja en blanco que Dios te entrega con el fin de que escribas una nueva historia. Tómate de la mano de Jesús; siente su amor. Yergue la cabeza, y mira hacia los horizontes sin fin, recordando que "donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón