Brillen los que te aman, como el sol cuando sale en su esplendor. (Jueces 5:31).
Cuando las partículas del Sol llegan a la atmósfera terrestre y son atraídas hacia los polos, forman la aurora boreal en el hemisferio norte y la aurora austral en el hemisferio sur. Este es uno de los fenómenos más hermosos que se pueden contemplar. Esta maravilla indescriptible solo es posible cuando en la superficie solar se desencadenan tormentas magnéticas y explosiones, que a su vez producen erupciones de gases y lanzan ráfagas de partículas al espacio.
Si a alguna de nosotras se nos comparara con una aurora boreal nos sentiríamos halagadas por ser consideradas como algo hermoso, pero no causaría el mismo efecto que nos dijeran que somos como una explosión solar. Y es que luchamos porque nuestra apariencia sea atractiva, aunque en nuestro interior se produzcan explosiones de gases y tormentas magnéticas. Dios quiere hacer de tu vida una obra de arte, por lo que. le enseña algo realmente importante: / Somos auroras boreales y australes. Dios nos matiza con su pintura celestial.
• Somos una explosión solar. Para lograr la belleza de nuestro carácter, Dios tiene que producir ciertos cambios internos.
• Si somos auroras boreales o australes tenemos que expandir nuestra belleza no solo a los que más se relacionan con nosotras, sino también a aquellos que solo nos ven caminar o trabajar en silencio.
Para lograr esa belleza de carácter, el Espíritu Santo tiene que obrar una explosión interna y convertir nuestro mundo de defectos en auroras de paz y amor. Solo así lograremos un matiz esplendoroso en el trato con nuestros semejantes.
Si en el interior del Sol no ocurriera ese fenómeno no existirían las hermosísimas auroras. Si el Espíritu Santo no obra el fenómeno de la transformación en tu vida, nunca te verás envuelta en los bellos matices que componen la aurora de los frutos divinos.
No te lamentes por los cambios que el Espíritu hace en ti. Si te son dolorosos recuerda que Dios quiere hacer de ti una aurora. El tiene que producir una explosión en tu interior para que, desechando las impurezas, llegues a ser algo realmente hermoso. Así que deja que se produzca esa metamorfosis espiritual y tu vida será realmente bella.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Cuando las partículas del Sol llegan a la atmósfera terrestre y son atraídas hacia los polos, forman la aurora boreal en el hemisferio norte y la aurora austral en el hemisferio sur. Este es uno de los fenómenos más hermosos que se pueden contemplar. Esta maravilla indescriptible solo es posible cuando en la superficie solar se desencadenan tormentas magnéticas y explosiones, que a su vez producen erupciones de gases y lanzan ráfagas de partículas al espacio.
Si a alguna de nosotras se nos comparara con una aurora boreal nos sentiríamos halagadas por ser consideradas como algo hermoso, pero no causaría el mismo efecto que nos dijeran que somos como una explosión solar. Y es que luchamos porque nuestra apariencia sea atractiva, aunque en nuestro interior se produzcan explosiones de gases y tormentas magnéticas. Dios quiere hacer de tu vida una obra de arte, por lo que. le enseña algo realmente importante: / Somos auroras boreales y australes. Dios nos matiza con su pintura celestial.
• Somos una explosión solar. Para lograr la belleza de nuestro carácter, Dios tiene que producir ciertos cambios internos.
• Si somos auroras boreales o australes tenemos que expandir nuestra belleza no solo a los que más se relacionan con nosotras, sino también a aquellos que solo nos ven caminar o trabajar en silencio.
Para lograr esa belleza de carácter, el Espíritu Santo tiene que obrar una explosión interna y convertir nuestro mundo de defectos en auroras de paz y amor. Solo así lograremos un matiz esplendoroso en el trato con nuestros semejantes.
Si en el interior del Sol no ocurriera ese fenómeno no existirían las hermosísimas auroras. Si el Espíritu Santo no obra el fenómeno de la transformación en tu vida, nunca te verás envuelta en los bellos matices que componen la aurora de los frutos divinos.
No te lamentes por los cambios que el Espíritu hace en ti. Si te son dolorosos recuerda que Dios quiere hacer de ti una aurora. El tiene que producir una explosión en tu interior para que, desechando las impurezas, llegues a ser algo realmente hermoso. Así que deja que se produzca esa metamorfosis espiritual y tu vida será realmente bella.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera