Lugar: Escocia
Palabra de Dios: Efesios 6:15
Un hombre vivía solo en su casa de campo. Un día, comenzó a tener dificultades para respirar, y se encontró en grandes problemas. No tenía a nadie cerca, que pudiera ayudarlo. Si tan solo pudiera llegar hasta el teléfono y llamar pidiendo ayuda... Pero, el teléfono estaba demasiado lejos, y no tenía fuerzas para moverse.
El hombre miró a su alrededor, y vio un pedazo de cartón y una botella a su alcance. Quizá podría escribir una nota; pero ¿cómo lo ayudaría eso? Como no se le ocurrió ninguna otra idea, decidió intentar esta. "No puedo respirar, necesito ayuda", escribió sobre el cartón. Luego, puso la notita dentro de la botella.
¿Y ahora qué? Viendo la ventana abierta, juntó suficiente fuerza como para arrojarla botella afuera. Y luego se quedó allí, tirado, esperando y esperando, deseando que alguien viniera a rescatarlo.
No fue una persona la que encontró la nota, sino un perro, un border collie llamado Ben. El perro había estado trabajando con un pastor de ovejas, cuando repentinamente salió disparado. Unos minutos más tarde, volvió a su lugar con la botella. El pastor se sorprendió de que su perro le hubiera traído algo, pero tomó la botella y miró dentro. Allí, encontró la nota desesperada del hombre. El pastor hizo una llamada telefónica, y pronto una ambulancia llevó al enfermo al hospital.
Alrededor de nosotros hay muchas personas que están clamando: "No puedo respirar... ¡necesito ayuda!"; y nadie las oye. Quizá sea el chico de al lado, que se siente solo y no tiene amigos. Tal vez, sea el vecino del otro lado de la calle, que está sufriendo porque ha perdido a un ser querido. O acaso sea alguien que quiere conocer a Cristo. Piensa en esto. ¿Qué puedes hacer para responder a sus pedidos desesperados? Dios quiere que te acerques a ellos, con los pies "calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson