“Gracias sean
dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1
Cor. 15:57, RVR 95).
Cuatro jovencitos
hebreos sorprendieron a los miembros de la corte de la antigua Babilonia del
rey Nabucodonosor. Eran “bien parecidos, sin ningún defecto físico, cultos e
inteligentes, entendidos en todos los campos del saber y aptos para servir en
el palacio real” (Dan. 1:4). Cuatro jóvenes que se habían propuesto (ver Dan.
1:8) ser fieles a Dios en todo: en la alimentación, en su manera de
comportarse, en sus palabras y en su desempeño. Cuatro jóvenes que siguen
motivándonos hoy a destacar en nuestro entorno, no para nuestra gloria personal
ni por méritos propios, sino para gloria de Dios y por los frutos que el
Espíritu produce en nosotras.
Un día, el rey de
Babilonia llamó a los cuatro jóvenes ante su presencia y “habló con ellos, y no
se hallaron entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías¡
así, pues, permanecieron al servicio del rey. En todo asunto de sabiduría e
inteligencia que el rey los consultó, los halló diez veces mejores” que los
demás (Dan. 1:19-20, RVR 95).
Diez veces
mejores… ¿No te gustaría ser diez veces mejor en tu trabajo,
diez veces mejor
como estudiante,
diez veces mejor
como madre,
diez veces mejor
como hermana,
diez veces mejor
como miembro de iglesia,
diez veces mejor
como amiga y vecina,
diez veces mejor
como esposa e hija?
Pues hay algo que
no puedes perder de vista: el mismo Señor de esos cuatro jóvenes del relato
bíblico es tu Dios. En él hay poder para motivarte a no conformarte con lo
mínimo, sino a aspirar a lo máximo. ¿Y qué es lo máximo? Consagrar tu vida
entera a Dios; pedirle que refine tu carácter, te ayude a poner en práctica tus
facultades para que se desarrollen, y te permita serle fiel; decidir cada día
apartarte de aquello que sabes que le desagrada y evitar contaminarte con
Babilonia.
“Si eres
zapatero, procura ser el mejor; si eres un hombre de negocios, procura ser el
mejor”, recuerdo que nos decía una catedrática. Y yo hoy te digo a ti, mujer
cristiana: intenta ser la mejor hija de Dios que puedas llegar a ser.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020