Lugar: México
Palabra de Dios: Hebreos 12:1
Caballo y su amigo caminaban por el bosque hacia un manantial termal, cuando Caballo descubrió un sendero que no conocía. Despidiéndose de su amigo, salió corriendo. Aunque no tenía ni idea de hacia dónde se dirigía ese sendero, estaba haciendo lo que le gustaba, y eso era correr.
Él es uno de los 40 mil indios Tarahumara que viven en el noroeste de México. Estos indios son conocidos, quizá, como los mejores corredores de larga distancia del mundo, pues corren hasta 240 kilómetros por vez. Correr parece formar parte de su vida. Corren para ir al trabajo, para ir al hospital; a veces, hasta para ir a comer. Créelo o no, pueden atrapar a un ciervo, persiguiéndolo hasta que el animal finalmente se cansa.
Lo sorprendente es el estado físico de los indios Tarahumara.
Mientras corren, su presión sanguínea baja y su ritmo cardíaco se mantiene en un promedio de unos 130 latidos por minuto. Luego de correr 80 kilómetros, ni siquiera se ven cansados. No sorprende, entonces, que los indios Tarahumara hayan ganado ultra maratones de 160 kilómetros.
¿Puedes imaginarte corriendo durante 18 a 20 horas? Eso es lo que lleva correr una de estas ultra maratones. Exige mucha perseverancia.
La mayoría de nosotros, probablemente, nunca corra distancias tan grandes. Pero, de la misma manera, necesitamos perseverar en nuestra vida espiritual.
La Biblia nos dice: “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. Sigue corriendo. Algún día, pronto, terminaremos la carrera.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson