«Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres; y aunque eran tantos, la red no se rompió» (Juan 21:11).
Si hubiéramos estado caminando por la orilla del lago el día que Pedro capturó todos esos peces, habríamos quedado impresionados. A mí los peces grandes siempre me han asombrado. Tengo un amigo que se llama Dan que trabajaba en un barco pesquero. Dan es un tipo grande y fuerte que mide casi dos metros de alto. Sin embargo, él tiene una foto con un pez que se llama fletán que es más grande que él. ¡Increíble!
El versículo de hoy dice que en la red había ciento cincuenta y tres pescados grandes y que esta no se rompía. Debe de haber sido una red muy fuerte, Jesús también es como un red fuerte para nosotros. Cuando estamos decepcionados, molestos, o alguien nos ha hecho daño, podemos caer en la seguridad de sus brazos. Él evitará que la vida nos «rompa» y nos haga daño.
La próxima vez que veas un bote pesquero, fíjate en sus redes, Al hacerlo, recuerda que aunque se puedan romper por el peso de los peces, Jesús nunca se dará por vencido contigo ni te dejará caer. Él es el mayor pescador de todos, y está esperando para «atraparte» en su red de amor.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush