Lugar: Puerto Rico
Palabra de Dios: Salmo 34:8
Jaita estaba sentada en su escritorio, observando un documental de las cuatro estaciones. Habiendo vivido en Puerto Rico toda su vida, era difícil imaginar las hojas cambiando de color y los árboles desnudos. Y ¿copos de nieve cayendo del cielo? Solamente había oído hablar de ello, y lo había visto en fotos.
Mientras el narrador comentaba lo singular que era cada copo de nieve, Anita se preguntaba cómo sería caminar en la nieve. ¿Cuán fría sería? ¿Qué sensación te daría? La pantalla mostraba a un grupo de niños que jugaban en la nieve. Parecían divertirse mucho bajando una colina en trineo o haciendo un muñeco de nieve, o con una "guerra de bolas de nieve".
Unos años más tarde, Anita vio nieve por primera vez cuando se mudó a los Estados Unidos para estudiar en la universidad. Aunque tuvo muchas experiencias nuevas en sus primeros meses allí, la más bella fue en diciembre, cuando cayó la primera nevada.
Anita se detuvo en la vereda, mirando la pequeña capa de blanco que lo cubría todo. No se dio cuenta del grupo de alumnos que pasó corriendo por al lado de ella. Apenas sentía el frío mientras miraba hacia arriba, contemplando cómo caían del cielo los copos blancos. En lugar de eso, sacó la lengua para atrapar la nieve y dejar que se derritiera.
Esa fue una experiencia que Anita nunca olvidaría. Aunque había oído hablar de la nieve, había leído acerca de ella y hasta había visto videos de ella, sentir la nieve por sí misma fue una experiencia totalmente nueva.
Hay una diferencia entre aprender acerca de algo y experimentarlo por uno mismo. Esa es la razón por la cual la Biblia nos anima: "Prueben y vean que el Señor es bueno" No creas en lo que otro dice, experimenta a Dios por ti mismo como tu Salvador y tu amigo.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson