Lugar: Japón
Palabra de Dios: Mateo 4:10, RVR
La fiesta de casamiento se llevó a cabo en abril de 2003. Todo era perfecto, hasta el más mínimo detalle: la comida, las bebidas, la decoración, la música… Todos estaban de acuerdo en que la fiesta era digna de la realeza. Y no era de asombrarse; ya que el novio no era otro sino el príncipe Satohito, del clan Arisugawa; o así pretendía él, por lo menos.
Ciento cincuenta y tres invitados asistieron a la fiesta, y cada uno llevó un gran regalo en dinero. Querían felicitar al príncipe y desearle bien. Los regalos sumaron 6,9 millones de yenes (cerca de 67.000 Mares).
Pero, algo no estaba bien. «¿Alguna vez oíste hablar de este príncipe?» La gente hacía esta pregunta una y otra vez, hasta que alguien decidió investigar su linaje real. Para sorpresa de ellos, descubrieron que el clan Arisugawa había desaparecido en 1924. No tenía descendientes vivos, lo que significaba que el «Príncipe Satohito» era falso, un estafador que quería quedarse con dinero ajeno. Afortunadamente, lo atraparon a tiempo, antes de que él y sus cómplices huyeran.
¿Alguien pretendiendo ser un príncipe? Eso es lo que Satanás ha estado haciendo desde la caída de Adán y de Eva en el Jardín del Edén. El se llama a sí mismo príncipe de este mundo, gobernante sobre todos los que viven en la tierra. Hasta llevó a Jesús a una montana alta, mostrándole toda la riqueza y el esplendor del mundo; y le dijo que le daría todo si se arrodillaba y lo adoraba.
¿Cómo respondía Jesús? «Vete, Satanás, porque escrito esta: Al Señor tu Dios adoraras, y a él sólo servirás». Dios es el verdadero gobernante de este mundo. Satanás es un falsificador, un estafador que quiere atraparte. No cedas a sus engaños, sino «al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás».
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson