«En todo el valle de Sidim había muchos pozos de asfalto natural, y cuando los reyes de Sodoma y Gomorra quisieron escapar de la batalla, fueron a caer en los pozos. Los otros reyes escaparon a los montes» (Génesis 14:10).
Ten cuidado. Camina lentamente hacia el borde y observa. ¿Ves ese líquido negro que fluye hacia arriba? Es asfalto. ¿Sabes dónde vamos a vivir nuestra aventura de hoy? En el rancho La Brea, en Los Ángeles, Estados Unidos. Pero no hemos venido únicamente a ver la sustancia que colocan sobre las carreteras para que los carros circulen. Entremos a Museo George C. Page.
¡Mira todos esos huesos! Hay miles de ellos. De hecho, desde 1906, más de un millón de huesos han sido extraídos de los pozos de asfalto. Los huesos no se han descompuesto debido a que el asfalto consume muy poco oxígeno. Eso significa que los reyes que menciona el versículo de hoy y que cayeron ese día en el asfalto aún deben de estar ahí. ¡Qué asco!
Pero Dios también puede conservar algo para ti. La Biblia dice que Dios nos conserva en paz si confiamos en él. Puedes leer al respecto en Isaías 26:3. A nadie le gustaría caerse a un pozo de asfalto, pero si caemos en los brazos de Dios estaremos seguros. Él ha prometido conservarnos en paz.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush