«Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni para las bestias» (Zacarías 8:10).
Hoy estamos justo en medio de los tres aros. Y, ¿qué son los tres aros? Estoy hablando del circo, ¡claro está! ¿Alguna vez has escuchado hablar de un circo con tres aros? Estamos aquí porque el versículo de hoy habla de paga para los animales. En el circo trabajan animales, ¿no es así? ¿No te parece que esos elefantes, tigres y chimpancés deberían recibir un pago por lo que hacen? Bueno, a los animales lo único que les importa es que los alimenten bien. Ellos no tienen cuentas bancarias (ni siquiera los «bancos» de peces que vimos unos días atrás). Los que sí reciben un pago son sus propietarios y entrenadores humanos.
¿Sabías que tú también estás siendo entrenado? No como los animales, obviamente, porque Dios te dio la capacidad de pensar y sentir muchas más cosas que un chimpancé. Tú estás siendo entrenado para ser un joven honesto que ame a Jesús. Por eso es que estás leyendo este libro. ¿Sabías eso? Y el único pago que tus padres y maestros esperan es que tú seas un seguidor de Jesús y que estés con ellos en el cielo algún día.
Toma seriamente tu entrenamiento, y no te preocupes si no recibes un pago. ¡Jesús ya pagó el precio del cielo para ti!
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush