lunes, 3 de agosto de 2009

DIOS EXISTE

El Señor es mí roca, mí amparo, mí libertador [...] Es mí escudo, el poder que me salva (2 Samuel 22: 2, 3).

En octubre de 2005 trabajaba en una escuela rural del norte de México. Estaba a cargo del tercer año de primaria. En mi grupo tenía a Sugey, líder del grupo y poseedora de un temperamento muy fuerte. Como se enojaba con facilidad, casi no tenía amigos. Frecuentemente me preguntaba, ¿qué pasará con Sugey? ¿Cómo estarán las cosas en su casa? Un día la niña se me acercó: —Maestra, mi mamá está muy enferma, ¿verdad que no se va a morir? ¿Verdad que Dios existe? ¿Cómo puedo decirle a Dios que sane a mi mamá? Sugey no asistía a ninguna iglesia, sin embargo, sabía que existía un Dios a quien recurrir para pedir ayuda. —Mi niña, claro que existe Dios y puedes pedirle que te ayude en cual­quier dificultad; puedes pedirle que sane a tu mamá —le respondí abrazándola fuerte. —Sí maestra, ¿pero cómo? —Muy fácil, Sugey, díselo así como si hablaras con un amigo; dile lo mu­cho que deseas que tu mamá se recupere. Pero a veces las respuestas que Dios nos da no nos gustan mucho, pero debemos pensar que si tu mamá no sana es porque Dios tomó la mejor decisión para ti y para ella. Transcurrieron dos semanas y desafortunadamente la mamá de Sugey murió. Fue una experiencia difícil para ella, su padre y sus hermanas. Una tarde, nue­vamente en el horario de clases, Sugey se acercó a mi escritorio dándome un mensaje que me enviaba su hermana mayor, que decía: «Gracias maestra por ayudar a mitigar el dolor de Sugey por la muerte de mi madre». Más adelante la misma niña me dijo: «Maestra, Dios quiso lo mejor para mi mamá. Papá dice que fue lo mejor porque ella ya no sufre». A veces ante los graves problemas de la vida perdemos de vista que existe un Dios al cual podemos recurrir en cualquier momento. Es posible que hasta dudemos que pueda ser nuestro mejor guía y ayudador. Sin embargo, Dios desea que confíes en él, que te tomes de su mano y que, cualquiera que sea tu problema, no dudes que tienes a un gran Dios que cumple sus promesas.

Eva Yolanda De Santiago Licón
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

CONOCE LA VERDAD

Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8: 32

Una de las estrategias de guerra más importantes es la capacidad de tener tropas en el lugar y el momento precisos. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas, después de tomar el control del norte de África, planearon atacar a Hitler desde Sicilia. Pero las fuerzas del Eje eran demasiado poderosas. Los Aliados decidieron preparar un ataque por sorpresa. Con la ayuda de un soldado británico muerto lo consiguieron. El soldado, el mayor William Martin, había muerto de neumonía en Inglaterra. Las fuerzas aliadas decidieron usarlo para engañar a sus enemigos con información falsa. Un submarino llevó el cuerpo hasta la costa de España. El mayor Martin estaba vestido con un uniforme militar y llevaba los bolsillos repletos de "documentos secretos". Aquellos papeles afirmaban que los siguientes ataques aliados se darían en Grecia y Cerdeña. El mayor Martin fue arrojado al agua junto con una balsa neumática. Los Aliados querían que pareciese que había muerto en un accidente de aviación. Cuando el cuerpo llegó a la orilla, los soldados del Eje descubrieron los documentos en los bolsillos del hombre. Convencidos de que habían interceptado información confidencial, los alemanes reagruparon y movieron miles de sus hombres hacia Grecia y Cerdeña. Los Aliados tomaron Sicilia sin apenas resistencia. Todo a causa de una información falsa. Todo cuanto hacemos está influido por lo que creemos que es la verdad. Nuestra vida depende de la capacidad de descubrir la verdad, creer en ella y vivirla. Si llenamos la cabeza con programas de televisión, películas, música malvada y libros y revistas inmorales, nos exponemos a las mentiras de Satanás. Finalmente, nuestras defensas contra el pecado acabarán por debilitarse y seremos vencidos con facilidad. Por eso el estudio de la Biblia es tan importante. En ella encontrarás la verdad. Y la verdad hará que sigas siendo libre.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

ADÁPTATE A LOS DEMÁS

Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándose con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.Romanos 12:16

La humildad fluye desde lo más profundo del corazón que ha sido tocado por el Espíritu Santo. El apóstol Juan nos dio una definición práctica de humildad cuando dijo: «El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropieza» (1 Juan 2: 10). Cuando observamos a nuestro ejemplo máximo de humildad, Jesús, vemos que tenia diferentes maneras de aproximarse a las personas. Siempre procuraba adaptarse a las personas con las que se relacionaba, a los lugares en que se encontraban, y a las situaciones que se le presentaban. Su adaptabilidad era obvia, porque siempre aceptaba a las personas donde se encontraban, sin importar las circunstancias que las rodearan. Esa actitud era parte de la humildad de Jesús. De hecho, ser humildes no significa que las personas tengan que adaptarse a nosotros, sino que nosotros nos adaptemos a ellas. Cada día encontramos personas que piensan de forma distinta que nosotros, y que a veces procuraran llevarnos la contraria, e incluso se deleitan en ello. Pese a eso, no debemos olvidar que estamos pidiendo a Dios que nos ayude a ser como Jesús. La próxima vez que alguien te plantee un desafío y estés a punto de perder la compostura y la humildad, pregúntate esto: «¿Cómo se adaptaría Jesús a esta persona?» En un documental de televisión que tuve la oportunidad de ver sobre la vida de las ovejas, supe que en un estudio se descubrió que las ovejas tienen la percepción de que el pasto es más verde al otro lado de la cerca que el que está de su lado. Es interesante que este sea el caso de muchos de nosotros. Tenemos la tendencia a pensar y a decir: «Ah, es que yo podría ser una mejor persona si viviera en otro vecindario». «Si yo trabajara en otro lugar, donde no estuviera rodeado de este tipo de personas, la gente sabría cuan dulce y bueno soy en realidad». «Si estuviera casado con otra persona, tendría un carácter mejor». Muchas veces no somos tan humildes como quisiéramos ser porque queremos que los demás se adapten a nosotros. Podemos pasar la vida esperando que los demás se adapte a nuestra manera de ser, pero así nunca alcanzaremos el nivel de humildad que Jesús quiere que alcancemos. Decide hoy ser humilde. Pide a Dios que te dé el don de la humildad. Comprende a los demás, aunque tengan defectos. Si eres humilde, serás más feliz y podrá suponer una influencia positiva e inolvidable para los demás.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos