«La semilla murió en el surco, el trigo se ha perdido y los graneros están en ruinas» (Joel 1:17).
Fíjate bien en todo a medida que caminas por este campo seco y polvoriento. Mira ahora detenidamente ese pequeño montículo de tierra. ¿Puedes verlo? En medio de él hay un surco con una semilla de trigo que no ha crecido. Las semillas necesitan agua para crecer y no hay agua en este lugar Eso es lo que describe el versículo de hoy.
¿Sabías que los cristianos también necesitan agua para crecer? Nosotros necesitamos agua para que nuestros cuerpos crezcan, pero necesitamos mucho más del «agua» del Espíritu Santo para crecer en Jesús. El Espíritu Santo es parte de la familia de Dios junto con el Padre y el Hijo Jesús. El Espíritu Santo nos consuela, nos instruye y nos ayuda a saber lo que es bueno y lo que es malo. El Espíritu Santo es una persona importante en nuestras vidas como cristianos.
Pídele al Espíritu Santo que esté hoy contigo. Deja que el Espíritu Santo dirija tu vida. Él te dará felicidad y evitará que te seques como una semilla en un campo polvoriento.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush