Lugar: Sudeste asiático
Palabra de Dios: Salmo 72:18
Quang había estado buscando al grupo de creyentes durante un par de días, tratando de no despertar sospechas. Si lo atrapaban, estarían en problemas. Mientras recorría otra curva del camino, su ciclomotor comenzó a fallar y luego se apagó completamente. Notando que se había detenido delante de una casa, estacionó su ciclomotor y caminó hasta la puerta principal. "Les voy a pedir ayuda", pensó Quang. "Por lo menos, me voy a guarecer de la lluvia".
Los demás apenas podían oír la voz de Thanh* por encima del sonido de la lluvia que caía sobre el techo. "Señor, creemos en ti. Queremos saber más acerca de ti. Por favor, envía a alguien que nos ayude".
De pronto alguien golpeó la puerta. Los creyentes rápidamente se levantaron de sus rodillas, mirándose unos a otros con preocupación en el rostro. Seguramente no era la policía. Mientras Thanh se dirigía hacia la puerta, todos se prepararon para lo peor.
Afuera había un extraño, completamente mojado.
-Hola, mi nombre es Quang -dijo el cristiano-. Mi ciclomotor se rompió delante de su casa. ¿Podría ayudarme?
El hombre explicó que era representante de un programa radial y que estaba tratando de localizar a unos amigos.
Cuando dijo eso, todos en la habitación se pusieron en alerta. Sus ojos brillaban. Pronto, todos estaban hablando al mismo tiempo. Solamente les llevó unos minutos contarle a Quang la historia completa. Thanh y los demás creyentes habían estado ayunando y orando durante tres días, para que alguien del programa de radio los contactara. Ellos habían sido quienes enviaron la carta.
Y ahora, gracias a un ciclomotor roto, Quang encontró a quienes había estado buscando. "Bendito sea Dios el Señor, el Dios de Israel, el único que hace obras portentosas".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson