«La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando» (Salmo 31:10 NVI).
¡Ay! ¡Parece que duele! El versículo de hoy habla de huesos débiles. Imagina lo difícil que debe de ser caminar con los huesos debilitados. Con toda seguridad te cansarías más rápido.
Algunas personas sufren de una enfermedad llamada osteoporosis. Cuando los huesos no reciben todas las vitaminas, minerales y el ejercicio que necesitan, se debilitan. Pueden volverse tan débiles y frágiles que pueden romperse sin mucho esfuerzo.
A veces la gente también puede sentirse débil y frágil. No estoy hablando de su cuerpo, sino de su valentía. La valentía es algo que nos fortalece cuando tenemos que permanecer firmes en lo que creemos. La verdadera valentía solo proviene de Dios.
¿Cómo podemos asegurarnos de permanecer firmes en nuestras creencias y no mostrarnos débiles o frágiles? Así como los huesos necesitan de una buena alimentación y ejercicio para permanecer sanos, nosotros necesitamos el «alimento» de la Palabra de Dios y ejercitar nuestro «músculo» espiritual a través de la oración. Permanece cerca de Jesús y él le dará la valentía que necesitas para hacer lo que es correcto y evitar que te resquebrajes como un hueso debilitado.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush