jueves, 5 de noviembre de 2009

JESUS VIVISTÓ MI HOGAR

El rey les responderá: «Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí» (Mateo 25:40).

Era de mañana cuando tocaron a la puerta. Mi hijo estaba en la sala y abrió porque pensó que eran sus abuelitos, ellos no visitarían ese día. Salió rápido para decirme que era una «comadre», mujer indígena tarahumara que vive en Chihuahua, México, que pedía «korima», ayuda. Coloque unas monedas en la mano de mi pequeño y se las dio. La mujer pregunto si tenía ropa y le dije que sí. La invite a sentarse en la sala junto con sus dos hijos, pues hacia mucho frio y se veía que la pasaban mal. Saqué ropa para su niñita, le di una cobija, calcetas, zapatos, leche calientita, comida y medicina par su hija que traía mucha tos con flemas. Mi niño le regaló un juguete a su hijo y una sudadera que se puso inmediatamente, pues tenía la nariz roja y los labios morados a causa del frio. Antes de salir les dije: «Que Dios los bendiga». Al cerrar la puerta, mi pequeño me preguntó por qué los había ayudado. Le conteste que en la Biblia dice que cuando ayudamos a los demás es como si a Jesús mismo le hiciéramos ese bien. « ¡Jesús estuvo aquí, él nos visito esta mañana, hijo!», le dije a mi niño y lloré. «No llores mamita, debes estar contenta porque Jesús vino a nuestra casita, ¿verdad?». Ese día fue tan especial que no lo olvidaré nunca, pues no había ayudado a alguien con tanto amor como esa vez. Con qué facilidad rechazamos a los necesitados o hacemos como que no los vemos; y peor aún, mentimos diciendo que no podemos ayudar cuando el Señor nos ha dado tanto. Que el Señor nos perdone por perdernos la oportunidad de convivir con él de esta manera. Recordemos que «hay mas dicha en dar que en recibir» (Hech. 20:35).

Lilia Gardea de Granados
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

DULCES SUEÑOS

Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti. Isaías 26:3.

Cuando tenia dieciséis años, nuestros vecinos , los Price, me permitían que me ocupara de sus hijos mientras salían por la tarde. Preparaba la cena para sus dos pequeños, Michelle y Corky. A las 8:00 los preparaba para ir a la cama. Luego, me estaba en el sofá y miraba la televisión.
Hacia las 10:00, empezaba a orar para que los Price regresaran a casa antes que fuera demasiado tarde. Yo siempre me iba pronto a dormir y me costaba mucho permanecer despierta después de la hora de acostarme. No quería que me encontraran dormida en el sofá. Por eso mantenía encendida la televisión. Y entonces es cuando empezaban las películas de terror.
Cuando más tiempo las miraba, más se agitaba mi imaginación. Finalmente, cuando regresaban los Price, yo corría hacia casa y mi iba a la cama Pero a menudo, las pesadillas me impedían descansar bien.
Entonces no lo sabía, pero mientras dormimos las cosas en que pensamos antes de acostarnos continúan dando vueltas por la cabeza. Si quieres disfrutar de un sueño placentero, alimenta tu mente con cosas positivas. La música tranquila e inspiradora te ayudará a relajare. Leer la Biblia u otras historias educativas te llenarán la mente de pensamientos sanos y positivos.
Algunos consideran que la hora de ir a la cama es el mejor momento para repasar los versículos de la Biblia que quieren aprender. También es un gran momento para hablar con Dios sobre cómo ha ido el día.
El sueño es un don maravilloso de Dios. Y puede ser aun mejor si llenas la mente con buenos pensamientos antes de apagar la luz.

Tomado de la Matutina El Viaje Increible.

EMBAJADORES DE CRISTO

Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corintios 5:20.

¿Puedes imaginarte lo que sucedería en la sociedad si cada cristiano viviera de verdad como un embajador del Señor Jesucristo? Un embajador sostiene una posición de gran honor y responsabilidad. Las personas seleccionadas para desempeñar ese cargo reciben una preparación muy especial y deben tener un entendimiento claro de lo que significa su deber. Tienen que conocer la mente del presidente o del primer ministro de su país y representar solamente sus intereses. La persona que esta más preocupada por sus propios intereses y por dar sus opiniones nunca cumplirá los requisitos mínimos para acceder a esa responsabilidad.
Muy a menudo, los embajadores son llamados por sus gobernantes después de dos o tres años de servicio, incluso aunque no haya un cambio de gobierno motivado por unas elecciones generales. El gobierno suele cambiar sus embajadores con cierta periodicidad, pues cabe la posibilidad de que, al permanecer largo tiempo en otro país, acaben estando más comprometidos con los intereses de ese país que con los del suyo propio.
Por el mismo motivo, también nosotros, como embajadores del cielo, debemos guardar nuestro corazón, para que no esté más en armonía con los intereses de este mundo que con los de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El apóstol Pablo escribió: «Porque Demas me ah desamparado amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica» (2 Tim. 4:10). Esto puede suceder fácilmente. Demas fue seducido por las cosas de este mundo. Los placeres mundanos apelaron a sus deseos carnales hasta desviarlo de su deber como hijo de Dios.
A diferencia de lo que hacen los gobernantes humanos, Dios no cambia sus embajadores cada poco tiempo. Hemos sido comisionados para representar los intereses de Jesús a perpetuidad. Nuestra mente y nuestro corazón deben centrarse solo en los intereses de nuestro Rey, el Señor Jesucristo. No estamos en este mundo para expresar nuestras propias opiniones, ni para representar los intereses del dios de este siglo. Estamos aquí para representar el gobierno del Dios verdadero, las leyes del cielo y para dar a conocer el mensaje de salvación. Si tememos a los hombres y buscamos su alabanza, nunca podremos representar a nuestro Rey y a su reino.
Vive hoy como un embajador de Jesús. Que por tus palabras y tu conducta el mundo sepa que representas al Rey eterno.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.