Lugar: Bulgaria
Palabra de Dios: Números 32:23
Era ya pasada la medianoche cuando Marco se deslizó fuera de su casa. Sus amigos, Ilko y Mitko, lo esperaban junto al auto.
-¿La conseguiste? -preguntó Ilko.
Marco sonrió, balanceando la llave del auto frente a ellos. Sus padres estaban durmiendo, en su cama. Nunca se enterarían de que él y sus amigos habían salido en el auto.
Los tres muchachos se subieron al coche y, con Marco al volante, dieron vueltas por las calles de su pueblo. No iban a ninguna parte, solo estaban dando vueltas.
-Qué gran idea que tuvimos -exclamó Mitko. Los demás estuvieron de acuerdo.
Pero, no habían estado afuera mucho tiempo, cuando las luces del auto parpadearon y se apagaron. Marco quitó el pie del acelerador, para poder ver por dónde iba.
-¿Volvemos? -preguntó.
Los tres chicos decidieron que no iban a dejar que un par de luces arruinaran su diversión. Quién sabe cuándo tendrían la posibilidad de hacer esto nuevamente.
Unos minutos más tarde, sin embargo, dar vueltas en auto tarde a la noche no les pareció tan buena idea, especialmente cuando vieron un auto de la policía estacionado al lado del camino. Cuando el oficial de policía los detuvo, sus corazones casi se paralizaron: sabían que estaban en problemas.
El policía los detuvo porque no tenían luces. Pero, cuando descubrió que adentro del auto había tres chicos sin licencia para conducir los llevó a la estación de policía, para interrogarlos. "¿Por qué fuimos tan tontos?", se preguntó Marco. "¿Por qué pensamos que sería divertido escaparnos con el auto?"
Los tres chicos habían pensado que nadie nunca lo sabría. Pero, como dice la Biblia, "pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado". Algún día se revelarán aún las cosas que hacemos en secreto. Así que no te engañes pensando que hacer lo malo es divertido, sino que pídele a Dios que te ayude a no meterte en problemas.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson