domingo, 13 de marzo de 2016

OJOS PARA VER – PARTE 2

Materiales: Una manzana o cualquier otra fruta.

«El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón». 1 Samuel 16: 7, RVC

Es muy bueno poder ver. ¿Ves lo que tengo en mis manos? Muy bien. Es una manzana [puede cambiar la manzana por otra fruta que tenga disponible en casa]. Se ve riquísima, ¿cierto? Si la cortas por la mitad podrás ver su interior y quizás no se vea tan linda y sana en su interior como se ve por fuera. Así hay muchas personas que parecen muy buenas y lindas por fuera, pero su corazón es malo. Por eso, debes tener mucho cuidado y siempre debes estar con tus papás cuando salen juntos.
Mira el dibujo. Esta persona es un extraño y está muy cerca de las niñas. Si alguien que no conoces se te acerca y te pide que salgas a pasear sin permiso de tus papás dile: «¡No!». Y ve corriendo a donde están tus papás.
Al igual que Samuel, puedes confundirte al ver a las personas. Por eso debes pedirle a Jesús que te ayude a estar atento y ver bien. Y recuerda contarles siempre a tus papás todo lo que te sucede.

Oración: Jesús, ayúdame a ver como tú ves.

Tomado de devocionales para preescolares 2016
Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco
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PAN VIEJO

Tu Oración: Querido Dios, gracias por darme comida fresca. Dásela también a quienes la necesitan.

Versículo para hoy: “Iban vestidos con ropa vieja y tenían sandalias gastadas y remendadas. El pan que llevaban para comer estaba duro y hecho migas”. Josué 9:5.

¿En tu casa se ha echado a perder pan alguna vez? Si te fijas, después de un tiempo al pan viejo le sale una cosa verde que huele mal. Pues es un hongo pequeñito que se llama moho. No es un hongo sabroso que podamos comer, como los que usa mamá para preparar sopa o ensaladas.
Hay muchos tipos de moho y les encanta el clima húmedo y caliente. Algunos mohos son muy útiles y sirven para elaborar medicina. Otros, en cambio, pueden ser perjudiciales y causan enfermedades.

Un poquito de ciencia
Consigue una bolsa de plástico con sello hermético (ziplock), una rebanada o trozo de pan que nadie quiera, un cuentagotas y agua.
Moja la superficie del pan con el cuentagotas. No lo mojes todo porque se puede deshacer. Coloca el pan dentro de la bolsa y ciérrala. Déjala en un lugar tibio durante varios días.
Observa diariamente el pan para ver lo que sucede. Al cabo de unos días verás cómo aparece el moho, parece pelusa oscura. Dibuja en tu libreta de observaciones los cambios que sufre el pan hasta que el moho sale.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
#PequeñosCientíficosDeDios #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaInfantes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

CANTANDO EN LA PLAYA

Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Éxodo 15:2.

Demasiado tarde, el Faraón y su ejército se dieron cuenta de que nunca deberían haber seguido a los israelitas por el largo camino a través del mar. Hicieron todo lo que podían para girar sus ahora lentos carros y regresar.
Pero Moisés sabía que el momento había llegado. Cuando, una vez más, extendió su cayado sobre el mar, el camino que había sido una ruta de escape tan segura para los hebreos, de pronto se convirtió en una trampa mortal para los egipcios. Las fuerzas misteriosas que sostenían erguidas aquellas paredes de agua dejaron de hacerlo, y el mar se vino encima del aterrado ejército a lo largo de todo el camino. Faraón y sus poderosas fuerzas egipcias, que habían desafiado con osadía al Dios viviente tan poco tiempo antes, pagaron el alto precio por atacar a su pueblo indefenso.
Los hebreos miraban con sus bocas abiertas. Nunca antes en su vida habían visto tal espectáculo u oído tales sonidos. Cuando todo estuvo calmo, Moisés, tocado profundamente por la emoción y movido por la inspiración del Espíritu de Dios, comenzó a cantar. Su voz resonó por sobre la gran multitud de la playa.
“Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete” (Exodo 15:1).
Esto se lo conoce en la Biblia como el cántico de Moisés, y es uno de los primeros y más maravillosos coros registrados por el hombre. Y como una gran voz proveniente de las profundidades del mar, todos los hombres israelitas comenzaron a cantar también. Luego, María tomó un pandero en su mano y comenzó a marcar el tiempo mientras lideraba a las mujeres en respuesta a esta gloriosa melodía:
“Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete” (vers. 21).
El pueblo de Dios nunca necesitó preocuparse por su Libertador. El Señor realmente quiere salvarlo, está listo para salvarlo y es poderoso para salvarlo.
Esta canción se cantará de nuevo para celebrar el triunfo final sobre Satanás y todas sus fuerzas malvadas, cuando venga Jesús.
Que tú y yo podamos conocerlo tan bien que seamos capaces de unirnos para cantar “el cántico de Moisés y del Cordero” con todo el pueblo de Dios cuando él vuelva a salvamos al final.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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PRIMERO LO PRIMERO

Las primicias de los primeros frutos de la tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios (Éxodo 23:19).

David estaba esperando el viaje anual de su equipo de fútbol para asistir al torneo y la feria regional.
Todos los años, los jugadores y sus padres iban en caravana y pasaban la tarde mirando las exposiciones, paseando, comiendo cosas tales como el choclo en su mazorca y copos de algodón de azúcar, y también participando en distintos juegos. Este año sería especial, porque David ya tenía doce años, la edad suficiente como para poder explorar sin adultos.
El día del viaje, el padre de David le dio dinero. Era el pago por haber cortando el pasto durante las últimas semanas. David ya tenía planes y sabía cómo iba a gastar ese dinero en la feria.
Sus amigos y él miraron las exposiciones, dieron vuelta por los juegos, giraron la ruleta, jugaron tiro al blanco con dardos, comieron palomitas de maíz y manzanas azucaradas. A medida que el día llegaba a su fin, uno de los amigos de David descubrió una última aventura.
-¡Vayamos a la Casa de la Risa! -les propuso.
-¡Genial! -exclamó David, pero buscó en su bolsillo y descubrió que le quedaban solo dos billetes.
-Oh, no -dijo- Muchachos, yo no puedo ir. Me quedan solamente dos pesos; sigan sin mí.
-Pero la Casa de la Risa sale justo dos pesos -dijo su amigo-, ¡Tienes suficiente! David sacudió su cabeza. No tenía lo suficiente como para pagar al encargado de la Casa de la Risa y a Dios también. Sabía que le debía a Dios el 10% de los veinte pesos que le había dado su papá.
-Está bien, los esperaré aquí -la casa de la risa no sería divertida si gastaba allí su diezmo.

¿Y AHORA?
Piensa en algunas maneras por medio de las cuales puedes crear el hábito de apartar el diezmo, a fin de no sentirte tentado a gastarlo.

SPLASH:
El diezmo que dan los adventistas del séptimo día a la iglesia se utiliza para sostener el presupuesto de la Asociación General, para el sostén del ministerio pastoral. Las ofrendas, generalmente, cubren otras necesidades de la iglesia.

Tomado de Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
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EL “INTERRUPTOR”

Mantén tu rostro hacia la luz y no verás la sombra. Hellen Keller

“Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino (Sal. 119:105).

Allá por principios del siglo XX una irlandesa muy rica decidió instalar la luz eléctrica en su casa. Transcurrido algo más de un mes desde la instalación, la mujer recibió la visita del lector de contadores. Sorprendido ante el número que reveló el aparatito, preguntó: “¿Está funcionando bien la electricidad?” Ella aseguró que sí, y el hombre añadió: “Su contador indica que el consumo ha sido prácticamente cero, ¿está utilizando usted la luz?” “Por supuesto -respondió la mujer-. Todas las noches la enciendo para encender las velas, y después la apago”.* Qué ironía… tenía todas las conexiones e instalaciones que le permitían disfrutar de la luz, pero no las usaba. ¿No cometemos nosotras a veces el mismo error?
A pesar de todo lo que Dios ha puesto a nuestro alcance, a menudo elegimos permanecer en la oscuridad. Por ejemplo, los momentos de adversidad o miedo los enfrentamos a solas, cuando con solo apretar el “Interruptor”, Dios iluminaría nuestra vida con esperanza y consuelo a través de las páginas de las Escrituras. Seguimos teniendo mala salud física y padeciendo depresiones cuando Dios nos ha dado la luz de un plan completo para que disfrutemos de un cuerpo sano y una mente equilibrada. Seguimos manteniendo relaciones tensas y frágiles con nuestros maridos, hijos, padres y compañeros cuando, con solo abrir la Biblia, tenemos a nuestro alcance un compendio de pautas y consejos para formar lazos sólidos de amor y respeto. Educamos a nuestros hijos confiando en nuestra propia inteligencia e intuición cuando existe una lámpara a nuestros pies y una lumbrera en nuestro camino para conducirlos a una norma más elevada.
En nuestras manos está tener siempre encendida la luz y permitir que los principios de Dios transformen radicalmente nuestra vida. Pulsemos el “Interruptor”. ¡Vivamos en la luz! Revistámonos “de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente” (Col. 3:10). Para ello, utilicemos los recursos que ya están a nuestro alcance hasta que finalmente podamos decir, como el apóstol Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gál. 2:20). Si la luz que Dios pone a nuestro alcance alumbra nuestra vida, ya nunca más volveremos a ver la sombra.

* Max Lucado, Como Jesús (Miami: Editorial Caribe, 1999), p. 7.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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EL CENTRO DE TODO

“Fijemos nuestra mirada en Jesús” (Hebreos 12:2).

Leonardo da Vinci (1452-1519) es, sin duda alguna, uno de los grandes genios que ha tenido la humanidad. Sus habilidades le permitieron incursionar exitosamente en distintas áreas del conocimiento. Fue músico, escultor, matemático, astrónomo, ingeniero, arquitecto, pintor… Como pintor nos legó varias obras de arte que han sido consideradas por los especialistas como de las mejores del mundo. Una de estas pinturas es La Última Cena, un mural que pintó entre 1495 y 1497.
Durante esos tres años, da Vinci dedicó toda su concentración, algo muy raro en él, a la realización de una sola obra. No escatimó esfuerzo alguno para asegurar la perfección de cada detalle: los rostros de los personajes, la vestimenta, la posición del cuerpo, etcétera. Se cuenta que cuando ya había dado por terminado el fresco, se lo mostró a un amigo para que este le diera su opinión. Cuando el amigo lo vio no pudo esconder su asombro ante la belleza del cuadro, y con mucha emoción le comentó: “¡Leonardo, el cáliz es muy hermoso! Al verlo, la gente no podrá quitar los ojos de él”. Tras escuchar ese comentario, da Vinci tomó un pincel y desfiguró el cáliz. Cuando su compañero le reclamó por semejante acto, el artista se limitó a decir: “Nada debe llamar más la atención de la gente que Cristo”.
Y tenía razón. Cristo debe ocupar el centro de nuestra atención. A veces nos dejamos distraer por muchas cosas buenas, incluso para muchos jóvenes el núcleo de su vida cristiana gira en torno a las actividades de la iglesia. Otros, un poco más “religiosos”, suponen que hacer obra misionera, dar diezmos, o llegar temprano al culto, son los aspectos más vitales de su fe. Aunque todo eso tiene su lugar, no olvides que Cristo es lo más importante, o mejor dicho, lo verdaderamente importante.
El autor de Hebreos, después de resaltar las acciones de decenas de personajes maravillosos, nos exhorta a fijar “nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe” (Hebreos 12:2). Quizá te preguntes: ¿Cómo puedo lograr que mi vida diaria está centrada en Jesús? Lo harás si le das “a Cristo, en todo, el primero, el último y el mejor lugar” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 218). ¿Te gustaría hacerlo a partir de este momento?

Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
#VisitaMiMuro #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaJovenes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian #JesúseselCentro #FijalaVistaenJesús

MÁS DE MIL DOSCIENTOS ESTUDIOS

“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios, él es quien perdona todas tus maldades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”. Salmo 103:2-4

En el programa de televisión The Evidence [La evidencia] de Faithfor Today [Fe para hoy], tuve ocasión de entrevistar a Larry Dossey, a quien se conoce por sus estudios y su investigación sobre el poder de la oración. Aunque se crió como cristiano evangélico pero luego se convirtió en un entusiasta de la Nueva Era, defiende con ahínco, no obstante, la intervención de la oración por los enfermos, llegando a sugerir que la investigación demuestra que hasta las plantas por las que se ora se ven afectadas físicamente.
Hasta este momento más de mil doscientos estudios empíricos han examinado la relación entre la oración y la curación física. Desde el Hospital General de San Francisco hasta el Centro Médico de la Universidad Duke, uno puede examinar la investigación por uno mismo simplemente buscando en Google las palabras clave.
La conclusión ineludible es que haríamos bien en incluir a los necesitados de curación física en nuestras listas de oración personal. Pero, ¿qué creyente necesitaba esa certeza? Después de todo, Jesús era el Maestro sanador. Sus discípulos se movían entre la gente y “ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban” (Mar. 6:13). Y la Biblia declara: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará” (Sant. 5:15).
A lo largo de los años, parte de mi vida de pastor ha sido orar por los enfermos. Junto a una cama de hospital o a la cabecera de la cama en un hogar, ninguna parte de mi ministerio es más sagrada que este privilegio intercesor. ¿Son todos sanados? Por supuesto que no. ¿Por qué? Dios no respondió a la misma petición de Job o de Eliseo, el mayor obrador de milagros fuera de Jesús en todas las Escrituras. Job acabó siendo sanado; Eliseo no. Entonces, porque no sepamos por qué algunos son sanados y otros no, ¿dejaremos de orar por los enfermos? Jamás. “No tenéis, porque no pedis” (Sant. 4:2, LBA).
Entrevisté a John Polkinghorne, afamado físico inglés y clérigo anglicano, y le pregunté sobre la oración. Dijo que, aunque no podamos conocer la mecánica de la oración inter- cesora, quizá sea como un rayo láser, en el que haces de luz agrupados pueden penetrar en los mayores de los obstáculos. ¿Pudiera ser que, en la oración unida, los haces acumulados de nuestras peticiones concentradas permitan que Dios haga lo imprevisible y, a veces, increíble? Puede que nunca lo sepamos hasta la eternidad, pero hasta la eternidad nunca debemos dejar de pedir a nuestro sabio y amante Dios que intervenga.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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