Lugar: Canadá
Palabra de Dios: Proverbios 19:20
Estábamos en un parque estilo safari en Ontario, Canadá. Mis padres iban sentados adelante, en nuestro auto furgón familiar, mientras que mi tío, mi hermano y yo íbamos en el asiento trasero. Estos parques se parecen a un zoológico, excepto que los animales están afuera y la gente, supuestamente, se queda dentro de su auto y recorre el sendero con él auto, observando a los animales.
Ese día, vimos elefantes y jirafas, cebras y rinocerontes, avestruces y renos. Hasta tuvimos a tigres y a leones a unos treinta centímetros de nuestro auto. Pero, lo que más nos gustaba del safari eran los monos.
Sí, conocíamos las reglas. Un cartel grande decía: "No alimente a los animales", pero no pudimos resistirlo. Tomé una galletita y la saqué por la ventana. Un pequeño mono de color marrón se acercó al auto y me arrancó la galletita de la mano. Luego, saltó al capot del auto, mirando nerviosamente a su alrededor mientras se la comía.
Más y más monos corrieron hacia el auto. Comenzaron a colgarse de los costados y de la parte trasera de nuestro auto. Algunos se amontonaron sobre el capot, y podía oír a más monos corriendo sobre el techo del auto. "¡Esto es muy divertido!", pensé. "¡Qué regla más tonta!"
Entonces ocurrió. Un mono grande y negro saltó sobre la parte trasera del auto y se sentó sobre la manija de la puerta. Esta no estaba cerrada con llave. El portón de atrás se abrió, y el animal se metió en el auto. Mi hermano y yo comenzamos a gritar, mientras se lanzaba como una flecha de adelante para atrás, nerviosamente, hasta que mi tío logró sacarlo y cerrar la puerta.
Ese día, aprendí que las reglas existen por una razón. A veces, quizá no entendamos el porqué, pero obedecerlas puede evitarnos un montón de problemas. La Biblia dice: "Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson