Despreciado desechado entre los hombres, varón de dolores experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. (Isaías 53:3).
Triste y doloroso lamento profético el que lanzo Isaías. A veces pienso cuan difícil debió de ser para los profetas que precedieron a Cristo anunciar la forma cruel en que el Mesías, tan esperado por Israel, iba a ser tratado por su propio pueblo. Casi puedo ver las lágrimas derramándose sobre la pluma, dejando una huella de dolor en cada palabra.
¿Cómo describir esa senda regada con el desprecio, la burla, la ingratitud y la ignorancia? El futuro debía parecer cruel a todos esos profetas. Pero ese futuro, que para nosotros ya es pasado, se ha convertido por la gracia divina en la garantía de una vida gloriosa. Comparto hoy contigo una descripción de ese hecho en forma musical.
«Por la vía dolorosa, triste día en Jerusalén, / los soldados abrían paso a Jesús. / Mas la gente se acercaba / para ver al que llevaba aquella cruz. / Desangraban las heridas que en su espalda recibió, / con espinas coronaron a Jesús / y su cuerpo tambaleaba / bajo el peso agonizante de esa cruz. / Por la vía dolorosa, que es la vía del dolor, / como oveja vino Cristo, Rey y Señor. / Y fue el quien quiso ir por su amor, por ti y por mí. / Por la vía dolorosa al Calvario a morir. / Por la vía dolorosa, la furiosa multitud: / "¡Crucifíquenle!" gritaban a Jesús, / pero algunos le lloraban / porque amaban al que llevaba aquella cruz. / Por la vía dolorosa, que es la vía del dolor, / como oveja vino Cristo, Rey y Señor. / Y fue el quien quiso ir por su amor por ti y por mí. / Por la vía dolorosa al Calvario a morir. / La sangre que el vertió en la cruz por mi / las calles mancho de Jerusalén.
Esa senda que fue trazada con sangre garantizo nuestra vida eterna. Una vida que llega hoy ante ti proponiéndote una trayectoria victoriosa. ¿Estas dispuesta a caminar por esa senda?
La senda del dolor es dura, pero es la senda de la victoria. No ternas atravesar por ella.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Triste y doloroso lamento profético el que lanzo Isaías. A veces pienso cuan difícil debió de ser para los profetas que precedieron a Cristo anunciar la forma cruel en que el Mesías, tan esperado por Israel, iba a ser tratado por su propio pueblo. Casi puedo ver las lágrimas derramándose sobre la pluma, dejando una huella de dolor en cada palabra.
¿Cómo describir esa senda regada con el desprecio, la burla, la ingratitud y la ignorancia? El futuro debía parecer cruel a todos esos profetas. Pero ese futuro, que para nosotros ya es pasado, se ha convertido por la gracia divina en la garantía de una vida gloriosa. Comparto hoy contigo una descripción de ese hecho en forma musical.
«Por la vía dolorosa, triste día en Jerusalén, / los soldados abrían paso a Jesús. / Mas la gente se acercaba / para ver al que llevaba aquella cruz. / Desangraban las heridas que en su espalda recibió, / con espinas coronaron a Jesús / y su cuerpo tambaleaba / bajo el peso agonizante de esa cruz. / Por la vía dolorosa, que es la vía del dolor, / como oveja vino Cristo, Rey y Señor. / Y fue el quien quiso ir por su amor, por ti y por mí. / Por la vía dolorosa al Calvario a morir. / Por la vía dolorosa, la furiosa multitud: / "¡Crucifíquenle!" gritaban a Jesús, / pero algunos le lloraban / porque amaban al que llevaba aquella cruz. / Por la vía dolorosa, que es la vía del dolor, / como oveja vino Cristo, Rey y Señor. / Y fue el quien quiso ir por su amor por ti y por mí. / Por la vía dolorosa al Calvario a morir. / La sangre que el vertió en la cruz por mi / las calles mancho de Jerusalén.
Esa senda que fue trazada con sangre garantizo nuestra vida eterna. Una vida que llega hoy ante ti proponiéndote una trayectoria victoriosa. ¿Estas dispuesta a caminar por esa senda?
La senda del dolor es dura, pero es la senda de la victoria. No ternas atravesar por ella.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera