lunes, 11 de enero de 2016

¿POR QUÉ VUELAN LOS AVIONES?

Tu Oración: Gracias, Dios porque, gracias al aire, además de respirar, puedo volar.

Versículo para hoy:  “Alaben al Señor, todas sus obras en todos los ámbitos de su dominio”. Salmos 103:22.

Sabías que los aviones no pueden sostenerse en el aire sin la ayuda del propio viento? Durante el experimento de hoy vas a poder observar por qué los aviones no se caen.

Un poquito de ciencia
Consigue dos globos redondos de unos 23 centímetros, tijeras de punta redonda, hilo y una regla. Infla los globos y trata que queden del mismo tamaño. Corta dos trozos de hilo que midan 30 centímetros más o menos. Ata los globos con esos hilos y pégalos al borde de la mesa, de modo que cuelguen hacia abajo y queden separados uno del otro por más o menos 15 centímetros.
Sopla tan fuerte como puedas entre los globos. Verás que se moverán el uno hacia el otro.
El aire puede moverse rápido o lento. Cuando se mueve lento, empuja con más fuerza los objetos a nuestro alrededor. Los globos se movieron uno hacia el otro porque el aire entre ellos iba más rápido que el aire que pasaba rodeándolos.
Los ingenieros aeronáuticos descubrieron esto, así que construyeron las alas de los aviones con forma curva. Entonces, el aire que pasa por debajo de las alas termina moviéndose más lento que el aire que va por arriba, y por eso las empuja desde abajo y las levanta (junto con el avión).

Dibuja en tu libreta de observaciones el movimiento que tuvieron los globos.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

PACIENTE COMO NOÉ

«Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor». Efesios 4: 2

¿Sabes qué significa ser paciente? Ser paciente es esperar con calma y sin enojarte. Noé fue un hombre muy paciente. Luego de construir el arca, él y su familia entraron en ella. Pero no estaban solos, dentro del arca había muchos animales. Dios le dijo a Noé que cuidara de los animales hasta que dejara de llover.
¿Tienes alguna mascota? ¿Un perrito, o un gatito? Para tener una mascota se necesita paciencia. Debes alimentarla, bañarla y sacarla a pasear. .
Imagínate al pobre Noé, con tantos animales juntos dentro del arca. Tenía que darles de comer y no podía sacarlos a pasear. Piensa en todo el ruido de los animales. La vaca decía: «Muuuu»; el r perro ladraba: «Quau, guau»: el gallo cantaba, «Quiquiriquí», ¡todos al mismo tiempo! Noé y su familia necesitaron mucha paciencia para cuidar de tantos animalitos con amor.
Tú puedes ser tan amoroso y paciente como lo fue Noé. Sé que no es fácil ser paciente y esperar con calma, pero Dios quiere que seamos así. Igual que Noé logró ser paciente, tú también puedes lograrlo.

Oremos: Dios, ayúdame a ser paciente en cada cosa que hago y enséñame a amar a otros como tú me amas.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco

¡DALE MÁS EFECTIVO A MI HIJO!

Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3: 18. NVI).

El diario USA Today reportó una extraña tendencia. Después de que las compañías contratan a un adulto para un trabajo, ¡sus padres son los que llaman para negociar los beneficios y el salario! Sorprendidos por este cambio, las compañías dicen (sin que sorprenda) que esto no los hace sentir confiados en la persona que han contratado.
Es natural que nuestros padres nos cuiden. Pero ¿cuán menudo dejas que tus padres, u otros adultos en tu vida, hagan algo por ti que debes hacer por ti mismo? A medida que creces y te haces más capaz, puedes aceptar la responsabilidad de cuidar de ti mismo. Por ejemplo, tienes la edad suficiente para hablar con tu profesor si tienes dificultades en la escuela; no tienes que esperar a que tus padres lo hagan. También tienes edad suficiente para tener tu propia relación con Dios; no solo a través de tus padres.
Es difícil para algunos padres ver que sus hijos están creciendo y, algunas veces, ellos quieren hacer por ti cosas que puedes hacer por ti mismo (quizá puede ser el caso de tus padres). Ellos extrañan ser necesitados y desean ser parte de tu vida, y eso está bien. Pero, también es saludable decir; “Gracias, mamá y papá. Pero esto es algo que debo aprender a hacer por mí mismo. ¿Pueden darme algunos consejos, y luego permitirme intentarlo solo?”
La responsabilidad significa que estás convirtiéndote en la persona que Dios quiere que seas. ¡Eso es algo de lo que puedes alegrarte!

SPLASH:
Cuando un águila mamá decide que sus pichones ya tienen edad suficiente para volar solos, no espera a que ellos lo descubran por sí mismos: literalmente, ¡los empuja fuera del nido! Pero, el papá está volando  abajo, listo para atraparlos si tienen dificultades.

¿Y AHORA?
¿Hay cosas en tu vida de las que tienes que responsabilizarte? ¿Por qué no comienzas hoy?

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler

¿Y LAS VERDURAS Y LAS FRUTAS?

Por la fe AbeI ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Hebreos 11:4.

Siempre es emocionante cuando nace un bebé, pero Adán y Eva estaban particularmente felices. ¡Este sería el primer bebé que alguna vez haya nacido en el mundo! Cuando Eva finalmente sostuvo a Caín en sus brazos, era toda sonrisas. Ansiosa de que la promesa de Dios de un Salvador venidero se cumpliera rápidamente, estaba segura de que su bebé era el Redentor prometido. Ni ella ni Adán tenían alguna idea de cuántos cientos de años pasarían antes de que Jesús, en efecto, naciera. Poco sabían entonces acerca de la gran desilusión que los estaba esperando. ¡Su pequeño niño crecería para convertirse en el primer homicida!
Después, nació otro bebé, y Caín tenía un compañero para jugar. A medida que Adán y Eva veían a los dos niños creciendo juntos, notaban cuán diferentes eran. Cuando Adán llevó a sus hijos a la entrada del Jardín para ver a los ángeles con las espadas en llamas y les contó cómo el pecado entró en el mundo, Caín se quejó:
“¿Por qué Dios tuvo que dejarnos afuera del Edén? ¿No podemos regresar allí? ¡No me parece que sea justo!”
Adán y Eva intentaron explicarle lo mejor que podían, pero no había caso. Abel, en cambio, estaba contento de que Dios hubiese provisto un camino para que ellos fueran salvos. No disfrutaba al ver a Adán matando un corderito cada vez que pecaban, pero sabía que era la forma que usaba el Señor para dejarles ver cuánto le dolería a Dios ofrecer a su propio Cordero algún día. El pobre animalito que derramaba su sangre mostraba, muy claramente, el alto costo del pecado.
Cuando los niños fueron lo suficientemente grandes para traer sus propias ofrendas, enfrentaron una prueba real de su fe. Abel gentilmente le recordó a su hermano las instrucciones específicas de traer un cordero.
“Métete en tus propios asuntos”, dijo bruscamente Caín. “Ocúpate de tus ovejas que yo trabajaré en mi jardín. Una ofrenda de vegetales es igual de buena. Lo haré a mi manera”.
Dios respondió la oración de Abel enviando fuego para quemar el cordero que había ofrecido, dejando que la pila de vegetales de Caín se marchitara al sol sobre las piedras del altar. Caín se enojó mucho y, como no podía desquitarse con Dios, mató a su propio hermano.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward

PONLE VIDA A LOS AÑOS

La peor vejez es la del espíritu. William Hazlitt

Tres hermanas de 92,94 y 96 años vivían juntas. Una noche, la mayor subió a darse un baño, pero cuando tenía una pierna dentro del agua preguntó: “¡¿Estaba saliendo o entrando de la bañera?!” La hermana del medio respondió a la distancia: “¡Ahora subo y te lo digo!” pero, a mitad de camino, preguntó: “¡¿Estaba yo subiendo o bajando las escaleras?!” La más pequeña, que estaba en la cocina, sacudió la cabeza y dijo: “Espero nunca perder la memoria como ellas”. Así que “tocó madera” fuertemente golpeando tres veces la mesa e inmediatamente gritó: “¡Ahora subo, primero voy a ver quién está llamando a la puerta!”*
No quiero envejecer, pero tampoco puedo tapar el sol con un dedo e ignorar los cambios de mi cuerpo y de mi carácter propios de la edad. Desde pequeña le decía a mi madre: “No quiero que te hagas mayor”, y sigo sin quererlo, pero ahora tengo una perspectiva más madura de la vejez, porque “no hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte”
(Ecl. 8:8, NVI); así que yo también digo: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente adquiera sabiduría” (Sal. 90:12).
En una encuesta publicada el 14 de noviembre de 2006 en el USA Today se hizo la siguiente pregunta a 1.019 adultos: “¿Qué edad te gustaría tener eternamente?” Las respuestas fueron: Menos de 18 años, el 2%; entre 18 y 20, el 4%; entre 21 y 30, el 35%; de 31 a 40, el 29%; de 41 a 50, el 14%; entre 51 y 60, el 6%; más de 61, el 3%; y un 7% no sabe no contesta. Casi nadie quiere acercarse a la vejez, probablemente por temor a la muerte o al deterioro físico. Pero para todas nosotras hay una maravillosa promesa: “Cuando nuestra naturaleza corruptible se haya revestido de lo incorruptible, y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura: ‘La muerte ha sido devorada por la victoria’ ” (1 Cor. 15:54).
Aprovechemos la perspectiva que nos da la madurez y los días que tenemos por delante para crecer en fe y amor, y para dar lo mejor de nosotras. Recordemos, en nuestro trato con la gente mayor, las palabras inspiradas: “No me desprecies cuando ya sea viejo; no me abandones cuando ya no tenga fuerzas” (Sal. 71:9). Seamos un apoyo para nuestros mayores y llevemos con optimismo nuestro propio proceso vital.

*Craig Larson y Phyllis Elshof, 1001 lllustraticms that Connect (Michigan: Zondervan, 2008), p. 9.
“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente adquiera sabiduría” (Sal. 90:12).

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

ME COMPROMETO

“El chismoso todo lo cuenta; la persona digna de confianza guarda el secreto” (Proverbios 11:13).

A mediados del siglo XVIII un grupo de metodistas, encabezados por John Wes- ley, acordaron firmar y colocar en un lugar visible el siguiente pacto:

“Los signatarios de este pacto nos comprometemos a:
1. No prestar atención ni andar averiguando nada de las malas acciones cometidas por los demás.
2. No creer inmediatamente, en caso de oír algo malo de otros.
3. Contactar, tan pronto como sea posible, al acusado para informarle de lo que hemos oído sobre él o ella.
4. No comentar lo que hemos oído con nadie que no sea la persona acusada”.

En realidad, este pacto es una manera muy elegante de decir: No seremos chismosos. ¿Te imaginas los problemas que evitaríamos si pusiéramos en práctica estos cuatro puntos? Lamentablemente, en muchas ocasiones la mayoría de nosotros hace exactamente lo contrario. Cuando te sientas tentado a transgredir uno de estos puntos, valdría la pena que te pongas por un instante en el lugar de la persona que está siendo objeto de las habladurías. ¿Te gustaría que la gente anduviera averiguando sobre tus pecados? ¿Desearías que creyéramos todo lo que se dice de ti? ¿Te gustaría que cuando hablen mal de ti nadie te lo diga? ¿Disfrutas de que la gente ande proclamando por todos lados tus faltas?
Aunque parezca de lo más entretenido, no podemos pasar por alto que hablar mal de los demás constituye un problema espiritual gravísimo. Una influyente escritora norteamericana dice que nosotros podemos negar al Salvador “por nuestras palabras, por conversaciones insensatas, bromas y burlas, por palabras ociosas o desprovistas de bondad” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 364). ¿Cuántas veces habremos negado al Señor por andar sacando a la luz las fallas de otros? Tomaremos una decisión muy inteligente si nos comprometemos con el pacto de nuestros hermanos metodistas y le pedimos a Dios que nos ayude a disciplinar nuestra lengua.
Te aseguro que siempre será más edificante y provechoso resaltar las virtudes de los demás que explayarnos en sus fallas. Ni siquiera Jesús, con toda la autoridad moral que le otorgó vivir sin pecado en un mundo perverso, dedicó un minuto de su tiempo a hablar de los pecados ocultos de nadie. Si él no lo hizo, yo, como discípulo suyo, tampoco lo haré.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco

JUGAR CON DIOS A LAS CANICAS 2

“Pero él le contestó: ¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos! ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!’ ” Lucas 15:29, 30, NVI
CONTINUANDO con la historia de ayer, ¿te has fijado en lo que dice el hermano mayor? “Cuántos años te he servido”. O sea: “He guardado, sin excepción, cada una de tus reglas, nunca he pecado, me he negado placeres, todo porque creía que eso demandabas de mí. Y, ¿qué recibo por llevar una vida tan monótona y triste? ¡Nada!”
¿Te suena? ¿Podría haber también en un rincón de nuestro corazón un hermano o una hermana mayor? ¿Venimos sirviendo a Dios todos estos años por una sensación de pesada obligación, una obediencia temerosa que piensa sin parar Si no lo obedezco, me va a privar de la herencia?
Por favor, no me malinterpretes. No me opongo a las reglas ni a los mandamientos de Dios. Nuestro amante Padre, como cualquier buen progenitor, proporciona reglas protectoras para sus hijos. Pero el sometimiento plúmbeo a esas reglas por ganarse su herencia…, ¿dónde está el gozo, la paz y la libertad en eso? ¿Podría ser esta la razón de las caras severas que hay en la iglesia en estos días? Hermanos y hermanas mayores (que puede que no sean más viejos) que nunca se han marchado, pero que han huido espiritualmente de la gracia, el amor, el gozo y la paz de la casa del Padre. Oímos “la música del baile” (Luc. 15:25) que provienen a raudales de la casa del Padre, pero nos negamos a entrar, sudando en sus campos, pero lejísimos de su corazón.
Casi se puede oír la voz entrecortada del padre cuando deja la fiesta y se adentra en la creciente oscuridad para amar a su muchacho mayor. “Hijo mío […], todo lo que tengo es tuyo”; o sea, ¿no sabías que mi herencia ya era tuya? Jamás esperé que sirvieras ni por ella ni por mí. Tú eres mi hijo. Tienes tanto mi corazón como mi tierra. ¡Si tan solo quisieras mi amistad!
Porque esa es la verdad de la fase tres sobre Dios, ¿no? Es un Ser en busca de amigos. “Todo lo que tengo es tuyo”, lo que, en realidad, significa: “Tú eres todo lo que quiero”.
Y con todo lo que el Padre tiene para ofrecerte y con todo lo que tú tienes para darle, ¿no es el momento oportuno de dejar de sentirse esclavizado por él y empezar a celebrar con él? Después de todo, ¿no se han elegido mutuamente?

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2016
ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson