¿ No se venden cinco pajarillas por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios (S. Lucas 12:6).
Algunas veces creemos que a Dios sólo le importan nuestros problemas grandes, y dudamos en pedirle ayuda cuando las cosas son más simples. Nuestro texto de hoy dice que Dios se preocupa por los pajarillos, y una experiencia reciente me mostró que Dios se preocupa por los incidentes más pequeños de mi vida.
Hace poco, unos vecinos nuevos se mudaron de una ciudad cercana a la propiedad contigua a nuestro gran terreno en el campo. Son una pareja de cristianos devotos, y disfrutamos conociéndolos mientras construían su casa y se ubicaban en ella. Trajeron con ellos a su perro. Samson es un perro grande de ladrido fuerte, dientes filosos y mirada amenazadora. A pesar de que nos aseguraron que Samson es inofensivo, algunas veces nos ha seguido ladrando, casi un kilómetro, mientras andamos en nuestro carro de golf. Cuando trabajamos en el límite de nuestra propiedad, Samson piensa que ese lugar no nos pertenece y trata de corrernos. Cuando los dueños están en la casa, uno de ellos lo busca y resuelve el problema por el momento.
Un día necesitábamos trabajar cerca del límite de nuestra propiedad, y sabíamos que los vecinos no estarían en su casa. Como no queríamos que Samson nos molestara, oré para que se quedara en su casa. Sin embargo, como era su costumbre, cuando nos vio venir, Samson comenzó a correr hacia nosotros. De repente se detuvo, justo antes de llegar al límite de nuestra propiedad. Continuó ladrando, pero no se acercó más. Primero no podía creer lo que estaba viendo; luego me di cuenta que Dios había respondido mi oración, y se lo agradecí. Samson ladró durante todo el tiempo que traba¬jamos, pero era como si un ángel lo hubiera sostenido para que no pasara el límite de nuestra propiedad.
Varias veces después de este incidente, hemos trabajado en las cercanías, y todas las veces escuchamos que Samson ladra, sin embargo ninguna de las veces se nos acerca. Dios no solamente respondió mi oración para aquella vez, sino que envía a su ángel cada vez que trabajamos en la zona.
Gracias, Padre, por preocuparte no sólo por los pajarillos, sino también por las cosas simples de la vida de tus hijos.
Algunas veces creemos que a Dios sólo le importan nuestros problemas grandes, y dudamos en pedirle ayuda cuando las cosas son más simples. Nuestro texto de hoy dice que Dios se preocupa por los pajarillos, y una experiencia reciente me mostró que Dios se preocupa por los incidentes más pequeños de mi vida.
Hace poco, unos vecinos nuevos se mudaron de una ciudad cercana a la propiedad contigua a nuestro gran terreno en el campo. Son una pareja de cristianos devotos, y disfrutamos conociéndolos mientras construían su casa y se ubicaban en ella. Trajeron con ellos a su perro. Samson es un perro grande de ladrido fuerte, dientes filosos y mirada amenazadora. A pesar de que nos aseguraron que Samson es inofensivo, algunas veces nos ha seguido ladrando, casi un kilómetro, mientras andamos en nuestro carro de golf. Cuando trabajamos en el límite de nuestra propiedad, Samson piensa que ese lugar no nos pertenece y trata de corrernos. Cuando los dueños están en la casa, uno de ellos lo busca y resuelve el problema por el momento.
Un día necesitábamos trabajar cerca del límite de nuestra propiedad, y sabíamos que los vecinos no estarían en su casa. Como no queríamos que Samson nos molestara, oré para que se quedara en su casa. Sin embargo, como era su costumbre, cuando nos vio venir, Samson comenzó a correr hacia nosotros. De repente se detuvo, justo antes de llegar al límite de nuestra propiedad. Continuó ladrando, pero no se acercó más. Primero no podía creer lo que estaba viendo; luego me di cuenta que Dios había respondido mi oración, y se lo agradecí. Samson ladró durante todo el tiempo que traba¬jamos, pero era como si un ángel lo hubiera sostenido para que no pasara el límite de nuestra propiedad.
Varias veces después de este incidente, hemos trabajado en las cercanías, y todas las veces escuchamos que Samson ladra, sin embargo ninguna de las veces se nos acerca. Dios no solamente respondió mi oración para aquella vez, sino que envía a su ángel cada vez que trabajamos en la zona.
Gracias, Padre, por preocuparte no sólo por los pajarillos, sino también por las cosas simples de la vida de tus hijos.
BettyJ. Adams
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken