«Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo» (Éxodo 2:3, NVI).
Hoy vamos a explorar la ribera del río Nilo. Pero tenemos que permanecer en silencio, porque la mamá de Moisés ha colocado al bebé en una cesta de papiro, que ha dejado flotar río abajo. Ella no quería hacerlo, pero se vio forzada. Si quieres saber qué ocurrió, lee Éxodo 2.
El papiro es una planta que se usaba en la antigüedad para hacer una especie de «papel», cestas y otros artículos de utilidad. La gente tomaba tiras de esta planta y las ponía una al lado de la otra. Después ponía otra capa de tiras sobre la primera capa, y las aplastaba con un mazo. Al golpearlas, las hojas sueltan una savia que hace las veces de pegamento. Cuando estas hojas aplastadas se dejan al sol, la savia se seca y se endurece. Después, el papel es pulido con piedras redondas y queda listo para poder utilizarse para la escritura o para la confección de cestas.
Si Dios ha hecho que las plantas sean útiles, imagina cuan útil puedes ser tú, que te ha dado un cerebro inteligente. Pídele hoy a Dios que te haga útil y que te lleve adonde él te necesite.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush