martes, 23 de agosto de 2011

UNA VOZ QUE DEBES ESCUCHAR

Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto Cesar, que todo el mundo fuera empadronado, (Lucas 2:1)

A través de la historia muchos han sido los hombres que han intentado ocupar el lugar de Dios imponiendo cruelmente su voluntad sobre aquellos más frágiles. María, la madre de Jesús, vivía bajo la opresión de un gobierno férreo contra el cual el pueblo israelita acumulaba rebeldía, resentimiento y odio. Pero ella conservaba un espíritu paciente gracias a la esperanza en la venida del Mesías.
Sumergida estaba en su mundo interior cuando fue interrumpida por la luz sobrenatural de la presencia de un ángel que la saludaba como si de una reina se tratara. María no estaba familiarizada con ese trato, pero su turbación aumentó cuando escuchó el mensaje celestial: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios» (Luc. 1:35). Era imposible entender lo que estaba ocurriendo, pero la fe de esta gran mujer no radicaba en su capacidad de raciocinio, sino en su disposición a aceptar el mensaje celestial.
Hasta nosotras llegan las injusticias de un mundo gobernado por seres humanos sujetos a errores y tentaciones. Pero en medio de tanta confusión se escucha la voz suave del mensajero celestial que nos saluda con amor, consideración y respeto. Sí es la voz divina la que detiene la rutina ensordecedora de la vida y nos lleva a esferas superiores. ¿Puedes entender lo que te comunica el ángel que llega hasta ti en el silbo suave de la brisa, en el bullicio incontrolable de tus hijos, en el abrazo de un amigo, en el simple titilar de las estrellas o en la lluvia refrescante? ¿Queda tu alma extasiada frente a la majestuosidad del Sol cuando descorre el velo nocturno para abrirse paso envuelto siempre en una ráfaga impresionante de colores?
Hay mucho que escuchar. No son solo las palabras injustas las que llegan a tus oídos. Hoy, por la gracia divina, escucha la voz de Dios. El tiene algo maravilloso que decirte. Su mensaje es de paz, comprensión y amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN DIOS LLAMADO RIQUEZA

Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Mateo 19:29.

La historia del joven rico ha sido un tema de perplejidad para muchos creyentes. ¿Por qué Jesús tuvo que poner el cielo y la vida eterna a la altura de las riquezas terrenales? ¿No podía obviar el Señor ese aspecto y hablar del dinero como algo intrascendente en la vida de los hombres?
La historia del joven rico demuestra que para algunos hombres sus posesiones son más importantes que cualquier otro bien de esta vida, y adquieren tal importancia para ellos que fácilmente suplanta a Dios.
Jesús hablaba y obraba en igualdad social, y aunque los apóstoles se opusieron, el Maestro de Galilea bendijo a niños y madres. El joven rico, al ver la ternura y el amor del Jesús, tuvo la convicción de que ese Hombre poseía filiación divina. Por eso, inició su diálogo yendo directamente al grano: "¿Qué bien haré para tener la vida eterna?" (Mat. 19:16).
Es probable que este joven ya había preguntado esto a los teólogos de su época, pero ellos enseñaban doctrinas tan pesadas y contradictorias que sus respuestas no habían llenado sus expectativas. Jesús le respondió: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". Luego, Jesús repitió los mandamientos dados en el Sinaí a Moisés, pero aun así el joven no se sentía satisfecho. "Todo esto lo he guardado desde mi juventud —le dijo al Maestro con aire de suficiencia propia, y añadió—: ¿Qué más me falta?" Jamás se imaginó que Jesús mencionaría en su respuesta el dios ajeno que acariciaba en su corazón: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme" (vers. 21).
Abraham, David, Salomón, Nicodemo y José de Arimatea fueron hombres muy ricos, pero ninguno de ellos recibió la sentencia de vender todos sus bienes. Entonces, ¿por qué Jesús dejó que esos hombres lo sirvieran con sus bienes, y al joven rico lo mandó a venderlos? La respuesta es obvia: El joven había desplazado a Dios de su vida por la abundancia de bienes terrenales, mientras que los antes mencionados nunca adoraron al dios de las riquezas.
Vivimos en una sociedad de consumo que idolatra los bienes materiales. No te contagies de esa idolatría, porque el joven rico, sin quererlo, perdió la posibilidad de disfrutar la vida eterna.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

DECISIÓN

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Mateo 20:16.

Cuando el texto de hoy habla de "primeros y postreros", no se refiere a una carrera en la que unos llegan en primer lugar y otros se quedan relegados al final. El pensamiento central es el poder de la decisión. Muchos son llamados. La Biblia es un libro de permanente invitación al pecador: Dios llama, insiste, y toca incesantemente a la puerta del corazón humano. Lo llama porque lo ama; desea que el hijo sea feliz. Y sabe que, lejos del Creador, la criatura será siempre incompleta y, por tanto, infeliz.
Pero, la triste realidad es que no todos aceptan la invitación divina; pocos, en comparación con el total de la humanidad. En Sodoma, solo se salvó una familia; en ocasión del diluvio, sucedió lo mismo; y al final de los tiempos, la historia se repetirá. Serán pocos los que, finalmente, serán escogidos porque dijeron "Sí".
El versículo de hoy dice más: asevera que quienes más oportunidades tuvieron serán los que más desperdiciarán la invitación. Los postreros, aquellos que se pensaba que no serían, serán; mientras que los primeros, aquellos que tenían todo a su favor, se perderán.
El núcleo de la decisión está en el poder de la voluntad. Dios dio libertad al ser humano, y la respetará hasta el fin. No puede obligarte; no puede derribar la puerta del corazón y entrar en contra de tu voluntad: tú tienes que querer, tú tienes que decir que sí. En el momento que lo hagas, todos los ejércitos celestiales correrán para ayudarte; pero, nadie puede hacer nada por ti, si te niegas a abrir.
Todos los días tomas decisiones. Unas te llevan hacia el dolor y el sufrimiento: son decisiones de muerte. Otras, te conducen al servicio y a la entrega: son decisiones de vida. Haz de este día un día de decisiones sabias. ¡Abre el corazón a Jesús! ¡Permítele entrar! Deja que él trabaje en ti, desde adentro hacia afuera. Que corrija las cosas que necesitan ser corregidas; que limpie lo que necesita ser limpiado; en fin. Que coloque orden, paz, perdón, y la seguridad de que eres una nueva criatura, renacida en Cristo.
No te atrevas a enfrentar los desafíos de este día desconocido para ti, sin pensar en el poder de tu decisión, porque "los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón