Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Génesis 3:4
En 1957, la BBC (British Broadcasting Company) sacó al aire la siguiente noticia: Richard Dimbleby, un conocido presentador, informó que la cosecha anual de tallarines en Ticino, en el límite entre Italia y Suiza, había sido un éxito. Muchas personas habían participado de la cosecha, recogiendo hebras de tallarines de los árboles de tallarines y poniéndolas a secar.
¿Tallarines creciendo en árboles? ¿De qué estaba hablando Dimbleby? La noticia, en realidad, era una broma del Día de los Inocentes. Muchos de los telespectadores disfrutaron del chiste, mientras que otros se quejaron de que no deberían hacerse bromas en programas serios. Pero, créanlo o no, la emisora recibió numerosas cartas de espectadores que pedían más detalles acerca de cómo podían asistir al festival de cosecha el año siguiente. Dimbleby los había engañado, haciéndoles creer algo que no era cierto.
Hace unos seis mil años, alguien engañó a dos personas haciéndoles creer una falsedad; pero, con consecuencias mucho más serias. Génesis 3 nos cuenta la historia. Dios creó el Jardín del Edén para Adán y para Eva. Les dijo que podían comer del fruto de cualquier árbol, excepto el del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comían ese fruto, morirían.
Satanás se acercó a Eva, disfrazado como serpiente.
-No morirán -le dijo.
Eva le creyó a la serpiente, despreciando la palabra de Dios. Comió del fruto y también le dio a Adán. Ese fue el comienzo del pecado en nuestro mundo. Dios podría haber dejado que murieran, pero los amaba tanto que les prometió un Salvador.
Siempre necesitamos recordar tres cosas: 1. La palabra de Dios es verdad; 2. Cuando despreciamos la verdad, somos engañados con mentiras; 3. No importa lo que ocurra, Dios nos ama y quiere salvarnos.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson