«¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que separan para Dios la décima parte de la menta, del anís y del comino, pero no hacen caso de las enseñanzas más importantes de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro» (Mateo 23:23).
¡Mmmm! Huele delicioso. Es e aroma de todas esas plantas de menta. Hoy estamos caminando por un jardín de hierbas. Herbario, el encargado del jardín, ha plantado toda clase de mentas: hierbabuena, menta piperina, menta de caballo y muchas otras. La mayoría de la gente usa la menta para cocinar pero hace muchos años se usaba la menta como dinero. Bueno, los fariseos usaban la menta para pagar sus diezmos en la iglesia. Ellos se preocupaban tanto por ser correctos, que hasta diezmaban su jardín.
Ser correctos no tiene nada de malo. De hecho, Dios quiere que lo seamos. Pero los fariseos tenían un problema. Ellos se preocupaban tanto por ser correctos, que se olvidaban de lo más importante, amar al prójimo y ser bondadosos. A nadie le importaba realmente que ellos fueran unos diezmadores tan cuidadosos. La verdad es que a veces se portaban muy mal con la gente, y nadie puede llegar a Dios de esa manera. Esfuérzate por ser correcto, pero no olvides lo que realmente es importante: ser bondadoso y amar a los demás. No al revés.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush