Lugar: Océano Atlántico
Palabra de Dios: Miqueas 7:18,19
¿Te preguntaste alguna vez cuán profundo es el océano? Fridtjof Nansen, un famoso explorador noruego, decidió averiguarlo. Su investigación se llevó a cabo a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, antes de que se inventaran muchas de las herramientas científicas que existen hoy en día.
Nansen navegó en un barco hasta el medio del océano. Luego, tomó una larga cinta de medir, le colocó pesas y la dejó caer al agua.
El extremo de la línea se hundió en el agua y bajó, bajó, bajó, pero no llegó al fondo. “¡Es más profundo que eso!”, escribió en su diario.
Al día siguiente, Nansen salió nuevamente, esta vez con una cuerda de medir más larga. Dejó caer la cuerda en el agua y la observó hundirse hacia el fondo. Pero, una vez más, la cuerda no fue lo suficientemente larga. “¡Es más profundo que eso!”, volvió a escribir.
Finalmente Nansen unió todas las cuerdas que tenía y las arrojó al océano. Pero, ni siquiera entonces su cuerda fue lo suficientemente larga como para llegar al fondo del océano. “¡Es más profundo que eso!”, escribió. Allí se detuvo, sabiendo que el océano era más profundo de lo que él podía medir.
Miqueas 7:18 y 19 dice esto acerca de Dios: “Tu mayor placer es amar.
Vuelve a compadecerte de nosotros. Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados”.
Eso es bastante profundo, ¿verdad? Los científicos hoy han podido medir la profundidad del océano usando ondas de sonido. Han calculado la profundidad promedio del Océano Pacífico en unos 3.900 metros, y en una zona cerca de Guam tiene más de 10.000 metros de profundidad. Dios es muy misericordioso con nosotros. ¡Él promete que tomará nuestros pecados y los arrojará a lo profundo del océano!
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson