miércoles, 10 de agosto de 2011

DOS AMORES EN UNO - 2ª PARTE

Debe el agua de tu propia cisterna, los raudales de tu propio pozo. (Proverbios 15:5).

Ayer dedicamos tiempo a recrearnos en el amor divino y hoy reflexionaremos sobre otro consejo dado por Salomón: «Bebe el agua de tu propia cisterna». ¿A qué crees que se estaba refiriendo el sabio rey?
Cuando visitamos otros lugares enseguida notamos que el agua sabe diferente a la que solemos beber. Lo cierto es que hasta que no llegamos a casa y bebemos de nuestra propia agua no encontramos la satisfacción que nuestro paladar demanda. Recuerdo que en una de las iglesias donde trabajamos hace algunos años había un problema con el agua. El pozo que abastecía la casa pastoral proporcionaba agua de muy mala calidad. De hecho, todo lo que estuviera en contacto directo con aquella agua enseguida se cubría de una capa de sedimento cálcico que era difícil de quitar. Por su puesto nuestros riñones también sufrieron daños.
Pero no es a ese tipo de cisternas a las que se refiere Salomón. La cisterna del amor genuino produce un agua pura y sana. La vida tiene diferentes etapas, todas ellas maravillosas y con una belleza excepcional. Cuando llegamos a la edad en que el amor erótico se presenta en todo su esplendor, nos entregamos apasionadamente a él, igual que una flor se abre ante el despertar de un nuevo día. Pensamos entonces que es tan lindo que debería durar para siempre. Pero la realidad es que el tiempo no se detiene y tampoco nuestras necesidades biológicas se estancan en el deseo o la idealización de la otra persona.
Cuando llegan los hijos enfrentamos nuevos retos. Entonces debemos dedicar tiempo no solo a nuestra pareja sino al trabajo, a los estudios de los niños y a un sinfín de actividades, y corremos el riesgo de perder de vista el cuidado de nuestra vida matrimonial. Abastecernos con nuestro propio pozo o cisterna significa saciarnos sexual, emocional y afectivamente con nuestra pareja, sin tener que cavar en otros lugares. ¡Dichosa eres si aprendes a saciarte con el agua de tu propio pozo! Nunca codicies el agua ajena.
Mejor es agua conocida que agua por conocer.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PRUEBE A DIOS

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:10.

¿Pensaste alguna vez en probar a Dios? ¿Te imaginas a ti, un pequeño mortal de este mundo, poniendo a prueba al Dios creador de todo el universo? Parece ilógico y hasta irrisorio, pero este versículo dice que el mismo Dios invita a cada uno de sus hijos que demuestren su fidelidad entregando "todos los diezmos", y luego propone: "Probadme".
Como lo dijimos antes, el diezmo muestra si somos fieles a Dios con nuestras ganancias. Sería infantil pensar que él está necesitado de nuestros recursos o de algún tipo de bien, ya que como Ser superior no necesita nada de nadie y además nos declara: "Mía es la plata, y mío es el oro" (Hag. 2:8). Por lo tanto, devolver el diezmo no es una bendición para Dios, sino para nosotros mismos.
Esta prueba en la que se somete Dios a través del diezmo, está ligada a una bendición para los que somos fieles: "Probadme... [y] os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde". Como en todas las actividades espirituales, la fidelidad a Dios tiene su recompensa, y en este caso el Dueño de los recursos del mundo nos anima a probarlo y comprobar que nos dará bendiciones hasta que "sobreabunden".
¿Qué significa sobreabundar? El primer colegio en que me tocó trabajar estaba ubicado en una zona desértica y de escasos cultivos. Acostumbrados junto a mi esposa a las frutas y verduras frescas, debíamos comprar los vegetales de camiones frigoríficos, ya que eran traídos de lugares distantes. Lo que más extrañaba eran las naranjas, una de mis frutas favoritas, que me gustaba comer recién arrancadas del árbol. Todo el primer año de trabajo consumimos pocas naranjas, pues el sabor era como si estuvieran verdes. El segundo año vinieron a visitarnos mis suegros, ¿y qué nos trajeron de regalo? Efectivamente, naranjas. Más de treinta kilos (66 libras). Llenamos nuestro refrigerador y regalamos a algunos amigos que también amaban esa fruta. Eso fue tener naranjas "hasta que sobreabunden".
El Dios de todos los recursos del mundo te invita a que lo pruebes, incluso con los bienes económicos que te da, y asegura que te colmará de bienes "hasta que sobreabunden".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

CADA DÍA

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Mateo 6:11.

Hay dos expresiones que están colocadas no sin motivo, en la Oración Maestra de Jesucristo. Las expresiones son "Cada día" y "Hoy". Tienen que ver con el tiempo; con vivir el tiempo; saber vivir el tiempo.
Jesús sabía que uno de los males del ser humano, a través de todos los tiempos, sería el mal de la ansiedad. La ansiedad es la extraña y obsesiva preocupación por problemas que, en la mayoría de los casos, todavía no existen. Los inventamos, los imaginamos, y morimos a los pocos intentos porque no podemos solucionarlos.
En la famosa oración del Padrenuestro, Jesús nos enseñó a pedir, para hoy, el pan de cada día. Deja para mañana el problema de mañana: basta a cada día su afán. ¿Por qué deberíamos confiar en el pan de hoy? Porque ya es nuestro. "Danos nuestro pan", dice la oración.
A lo largo de los tiempos, esta fue una dura lección para ser aprendida por los hijos de Dios. En el desierto, mientras el pueblo de Dios peregrinaba, tuvo lugar un incidente que demuestra la exagerada preocupación del pueblo por los problemas del mañana. Sucedió cuando Dios les envió maná del cielo, para alimentarlos. El Señor les había dado la orden de recoger solo para el día; pero, los israelitas quisieron cuidar, también, del pan del día siguiente, y recogieron el doble.
La historia narra que, a la mañana siguiente, el maná del día anterior se había malogrado, y solo encontraron gusanos. ¡Lección fuerte la de Dios, en aquella ocasión! Pero, también, lección mal entendida; porque mucha gente cree que el pueblo simplemente estaba siendo previsor, y no desobediente.
¿Cuál es la diferencia entre previsión y ansiedad? Previsión es guardar algo que vas a necesitar mañana; ansiedad es preocupación por lo que no necesitas todavía. Deja que llegue el momento; confía en Dios y en sus promesas.
Un nuevo día nace para ti. Como todos los días, está lleno de desafíos. No los subestimes, no te escondas de ellos; no huyas de tu responsabilidad: enfréntalos en el nombre de Jesús. Sal con tu confianza depositada en alguien que jamás sufre derrotas. Pero, concentra todas tus fuerzas en la solución de los desafíos de hoy; deja los de mañana para mañana. '
¡Ah! Y ora, diciendo: "El pan de cada día, dánoslo hoy".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón