Lugar: España
Palabra de Dios: Filipenses 4:8
Amanda tosió, mientras trataba de encontrar una manera de salir de su casa que se incendiaba; pero, estaba atrapada. Las llamas subían, devorando todo lo que tocaban. Un humo denso llenaba el aire.
Oyendo sirenas a la distancia, ella esperaba que los bomberos llegaran a tiempo para rescatarla. Unos minutos más tarde, uno de ellos la sacó del edificio en llamas.
-Tiene suerte -le dijeron los paramédicos -. Tiene solo algunas heridas leves.
Pero, Amanda no se sentía con suerte. Los bomberos lograron apagar el incendio, pero la mitad de su casa se había quemado. La mitad de sus posesiones había desaparecido.
El fuego había comenzado mientras ella cocinaba. Los ingredientes especiales que estaba usando incluían agua, aceite, alcohol y dentífrico. ¿Qué estaba tratando de hacer con esa mezcla poco apetitosa? Amanda confesó que había leído una historia sobre poderes y pociones mágicos, y estaba tratando de crear su propia poción mágica.
Suena tonto, ¿no es cierto? Pero, muestra, como ilustración, lo importante que es ser cuidadosos al elegir lo que ponemos en nuestra mente: lo que leemos, lo que miramos, lo que escuchamos. Algunas personas dicen: "A mí eso no me afecta"; "A mí no me hace nada"; "Yo sé que no es verdad".
La verdad es que lo que ponernos en nuestra mente nos afecta de alguna manera, aun si no termináramos incendiando una casa. Así que, este es un buen consejo: "Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio".
No llenes tu mente de basura. Pide a Dios que te ayude a ser sabio en cuanto a lo que lees, lo que miras y lo que escuchas.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson